El domingo por la mañana, como cada fin de semana, Daniel Pérez, natural de Valdepeñas, salía con su perro, Ilan, a pasear por el campo para que el animal tenga un espacio donde correr, pero este domingo fue distinto por desgracia para cada uno de ellos. Ilan -árbol fuerte en hebreo- cayó en una noria sin señalizar situada en las afueras de Valdepeñas bajo la A-4 y a pocos metros del río Jabalón cuando estaba paseando como tantas otras veces, un hecho que pudo ser fatal, pero que, afortunadamente, no fue así.
Valdepeñas Digital ha hablado con el dueño de Ilan, que explica cómo iba con un amigo y otro perro paseando en la mañana del domingo y de un momento a otro dejaron de ver al perro. "Empecé a silbarle y a llamarle, pero no venía ni escuchaba nada y me entraron los siete males. Vimos un montículo de tierra que estaba sin señalizar y con una valla diminuta completamente aplastada, como si no hubiera, y le dije a mi amigo que eso era una noria. Entonces nos acercamos y vimos al perro allí", cuenta Daniel.
A partir de ese momento todo fue una carrera contrarreloj donde en un primer instante gobernó el impulso y el nerviosismo, "la impotencia de no saber qué hacer para ayudar, hasta me empecé a quitar la ropa porque mi intención era tirarme al pozo a por mi perro, pero pensé que no iba a poder salir de ninguna manera y que así no iba a ayudar". Después de unos segundos angustiosos las ideas comenzaron a llegar y Daniel llamó a la Policía Local, la cual según su testimonio se personó lo más rápido que pudo, teniendo en cuenta que no conocía su ubicación concreta.
Junto con la Policía Local, aparecieron los bomberos de Valdepeñas y un equipo de Protección Civil que "en todo momento se portaron como psicólogos". Daniel afirma que los segundos parecían horas y los minutos días; Ilan ya llevaba mucho tiempo en el agua del fondo de aquella noria y estaba cansado porque intentaba aferrarse a las paredes con intención de escapar así de allí, pero lo único que conseguía era cansarse. "Lo escuchaba como arañaba las paredes, era un infierno", dice.
Las labores de rescate comenzaron. En un principio intentaron rescatar al pastor alemán bajando una cesta con una cuerda para que este se subiera y poder sacarlo, "pero estaba muy cansado y no podía subirse". Luego bajaron una escalera que mide alrededor de ocho metros. pero ni con esa altura llegaban al fondo de aquel pozo para poder bajar. Y a la tercera fue la vencida: un bombero se puso un arnés dispuesto a sacar a Ilan y bajando hasta el fondo de la noria consiguió tranquilizar al perro, cogerlo y sacarlo, empapado y temblando a la superficie donde su dueño lo esperaba con los ojos llorosos. Exactamente con la misma emoción con la que recuerda todo lo sucedido y lo cuenta a Valdepeñas Digital.
Hoy, ya un día después, asegura que Ilan sigue asustado en casa, y que es una situación que no olvidan ni él ni su perro, pero se muestra infinitamente agradecido a todos los profesionales que trabajaron en el operativo por la velocidad con la que actuaron, la comprensión y la eficacia. "Gracias a ellos mi perro está vivo".
Por último, ha querido incidir en lo que, para Dani, es lo más importante: "Quiero mucho a mi perro, pero al final se trata de un perro. Podría haber sido mi hijo o el tuyo y después del caso de Julen es increíble que todavía haya norias sin señalizar, vallar ni perimetral. Podría haber sido perfectamente un ser humano. Podría haber ido con mi hijo, caerme yo y que mi móvil se moje y no poder hacer nada. Esto hay que solucionarlo. Yo no quiero dinero ni ningún beneficio económico, quiero que vallen esa noria y todas, para evitar que pasen este tipo de cosas que, en este caso, no ha tenido un desenlace fatal, pero podría haberlo tenido".