Dicen que recordar es volver a vivir, y a petición de mi compañero Javi Garoz y aprovechando la fotografía de la calle Seis de Junio que ha llegado a la redacción de ValdepenasDigital.com, me dispongo a escribir este comentario de invierno.
Antes de entrar en el comentario, me sugiere muchas cosas, entre otras cosas la “Valdepeñas en blanco y negro”, que nada tiene que ver con la “Valdepeñas profunda”, ni muchísimo menos, simplemente eran otros tiempos, otras épocas, las que tocó vivir entonces, cuando España comenzaba a despegar en algunos aspectos de la vida.
Vamos a lo que nos ocupa: observo y me llama no poderosamente la atención el entarugado de la calle Seis de Junio que debe su nombre a la gesta valdepeñera del año 1808, sí, la épica ante las tropas francesas (ahora tituladas napoleónicas). Antes fue la calle Ancha.
A la derecha de la fotografía, el célebre "Bar Regio”. Es de lógica pensar que corresponde a la época veraniega, quizás un mes de agosto de aproximadamente 1960. Fíjense en la persona que está sentada en la terraza que está en mangas de camisa. Al lado, dos bicicletas, muy usuales en la época.
Tiene sus toldos, pero casi ni harían falta con esos buenos árboles que darían sin duda una sombra muy de agradecer en épocas de rigor estival en esta a veces llamada “Costa de la Pana”, en otras más acertadamente y como definió el desaparecido profesor Llamazares “La Atenas de la Mancha”.
Fíjense igualmente en las balconadas, luego, enseguida, continuando por esta misma acera, la famosa “Casa de los Cruces”, que albergó “La banca Cruz”.
Proseguimos y nos topamos con la esquina de la calle Pintor Mendoza, y enseguida la casa de doctor D. Maximiliano Santos Laguna, el sanatorio “Santa Rita”, edificio en el que también se instaló el Banco Español de Crédito de tanto predicamento en Valdepeñas, y así hasta la calle Torrecillas, en cuya esquina abrió sus puertas el bar Seis de Junio.
Cruzamos la calle, y observamos aparte de lo del pavimento ya citado, que un turismo con matrícula extranjera se dirige al Hotel París, que estaba situado justo en la esquina frente a la suntuosa casa de “Los Cruces” (así llamada por el apellido de sus moradores).
En la parte de la izquierda, hacemos un alto en el camino en el denominado “Bar Español”, que también dispone de buena terraza, y de sombraje adecuado.
El bar Español desapareció cuando su propietario vendió la finca para que se construyera un gran edificio de pisos y los bajos los ocupara la Caja de Ahorros de Ronda, en la actualidad llamada “Unicaja”.
Un poco más adelante, otro vehículo está justo a las puertas de ese gran “Hotel París”, en donde era fácil ver a numerosos extranjeros que hacían parada y fonda, siendo uno de los mejores de la época, lo que proporcionó a Valdepeñas categoría, ahora diríamos “caché”.
Hasta aquí lo que podríamos destacar de la fotografía, pero no hay que olvidar de un dato muy importante, que durante muchos años fue por donde pasó la carretera general Madrid-Cádiz, que luego dio paso a la autovía Madrid Andalucía.
Y he querido completar este comentario con otras características de nuestra calle “Ancha”, de nuestra calle Seis de Junio, por la que pasaban prácticamente todas las procesiones de Semana Santa, sin olvidar citar a la capilla varias veces centenaria de San José, y he releído el capítulo que nuestra admirada periodista valdepeñera, María Consolación Vivar Antequera escribió en su libro “Un siglo de vidas”, y me ha refrescado la memoria al recordar los puestos de helados que había establecidos, como el del Trini, en la esquina de la calle Juan Alcaide, y los de Ismael López y “La Sabina”, en esquina con Escuelas, en una de cuyas casas que igualmente hacía esquina, se podían ver las carteleras de la programación de nuestros cines.
¡Ah!, A esta calle la llegaron a conocer como la del “roce”, por aquello de que paseaban los jóvenes enamorados.
La calle Seis de Junio, acoge (o acogió) desde finales del siglo XIX, grandes casas casi palaciegas, y siempre ha sido muy dada al comercio, pero sobre todo a los negocios de todo tipo al ser la más céntrica, y a la hora de citar, como bares (algunos ya citados), entidades bancarias, librerías, mercerías, la pista de baile “El Bongo”, la confitería de “La Flor de la Mancha”, o la de “Bernalte”, o antes incluso la de “Condenilla”, cuyo espacio ocuparía después el bar Seis de Junio, la fonda “La Española”, el Hotel Cervantes, el ya comentado Hotel París, de primer categoría, la compañía Telefónica, ubicada inicialmente en la esquina con la calle Juan Alcaide, la librería “La Galana”, la zapatería de Juan Luis, Oficina de Correos y Telégrafos, como no, el Banco de España (hoy edificio que alberga la UNED), y por la calle Escuelas los valdepeñeros y valdepeñeros llegaban en pleamar a la calle Seis de Junio, objeto hoy de nuestro recuerdo.
Otros pormenores quizás los echarán de menos, pero posiblemente volveremos sobre el asunto.