La plantación de almendros de Manuel Morales no lleva un día en El Carabal. Qué va. De hecho, fue la primera que puso un agricultor solanero, allá por 1976. Era el padre de Manuel, que desde hace tiempo gestiona cuatro parcelas con un total de 730 almendros, algunos de ellos con 45 años de edad y una larga historia de buenas y rentables cosechas. El pasado 11 de agosto era miércoles y una tormenta arrasó una parte de su explotación. “Fue impresionante la tormenta que cayó; nunca había visto nada igual”, ha declarado a Radio Horizonte. “¡Imagina cómo tuvo que ser para arrancar treinta árboles!”, exclama.
Un vecino lo alertó. Ya tarde, le envió una foto por WhatsApp donde aparecía un árbol de los más antiguos tumbado en el suelo. Una imagen que le permitió ver más cosas. “La amplié y vi destrozos en otros árboles y en la casa de campo que tenemos allí”. A esas horas, ya de noche, no era cuestión de ir, pero llamó a un vecino de sus parcelas que sí vivió el temporal vespertino. “Me dijo que fue tremendo, que él y su familia habían pasado miedo”. Al día siguiente comprobó el desaguisado con sus propios ojos. “Había árboles tumbados y otros arrancados literalmente; y el techo de la casa estaba a cien o doscientos metros porque había volado”.
Aún no ha podido cuantificar los daños, aunque admite que no son excesivos si tenemos en cuenta que han afectado a una treintena de árboles sobre más de 700. El problema es el retraso que supondrá recuperar la buena producción que ya tenían.
Su caso no es único, ni mucho menos. En este paraje, El Carabal, la tormenta tiró parras de vid y hasta una parcela con cerezos del Valle del Jerte. “Parece que ha pasado por allí el ganado”, nos dice Manuel.
La virulencia de esta tormenta le hace reflexionar e invita a que todos lo hagamos. Cree a pie juntillas que este fenómeno no es casual ni será el único que vivamos en los próximos años, incluso en los próximos meses. “Algo está cambiando en el clima porque entre todos nos estamos cargando el único mundo que tenemos”. “Estos casos se van a reproducir y a agravar”. “El cambio climático no va a llegar, ya está aquí”, sentencia.