Con motivo de la festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos, el sábado 16 de noviembre, la Agrupación Coral “Maestro Ibáñez” dio su tradicional concierto en el Convento de los Padres Trinitarios.
Concierto preparado con mimo y celo por nuestro director, Carmelo Navas, y que se podía haber llamado “Del coro al altar”, porque en él se escucharon esas canciones que “solemos cantar arriba” y que fueron escogidas pensando en el público asistente.
Antes de su comienzo, se dieron las gracias a los padres trinitarios por abrirnos siempre sus puertas, al Ayuntamiento por todo eso que nos aporta siempre, al trabajo denodado de nuestro director por buscar hacer de nosotros una buena coral y, por último, al público asistente, a los que acuden a nuestra llamada y nos dan su calor. Asimismo, quisimos dejar constancia de que el concierto estaría dedicado a: Inés Ibáñez, nuestra maestra de música y particular Santa Cecilia, a Alicia Villalta, compañera de cantos y fallecida recientemente, y a Gregorio Rodado, que ese día cumplía los años.
Comenzó el concierto con un himno del noruego Haldor Lillenas, “Maravillosa gracia”, y traducido al castellano por William Roberto Adell y en que se refleja la muerte de Cristo en la cruz del calvario y el gran amor de su infinita misericordia que preceden al disfrute de sus bendiciones; a continuación, le llegó el turno a la composición de Cipriano Aramendía, “Adorote o panis”, en la que se alaba a Jesús como pan celestial y se pide la gracia de Dios para los fieles; tras ella, vino una composición de una de las corales de Johann Sebastian Bach, “Inmenso amor”, que solemos cantar durante los oficios religiosos en el Viernes Santo; luego, dos “godspell”, “No tardes Tom” de Stephen Foster y “Mi estrella eres tú” de Josly, dos gritos desgarrados y desgarradores, dos súplicas de libertad escondidas en el fondo de las almas; uno de los estrenos fue el soneto, sin autor, “No me mueve mi Dios”, en la que no es la belleza imaginativa del lenguaje lo que se refleja en él, sino la fuerza con que se renuncia a todo lo que no sea amar a cuerpo descubierto a quien, por amor, dejó destrozar el suyo; continuamos con “la oración del Ángel Guardián”, ese que nos protegerá de por vida de los asaltos de los demonios para preservarnos del pecado, y cuya música formo parte de la película “La Misión” en un hermoso tema titulado “Gabriel’s oboe”; después, otro estreno, “A Te canto mio Signore” de Giacomo Mezzalira, otra plegaria unida a la música para cantar y alabar a Dios invitando con el canto alegre al Todopoderoso; acto seguido fue la música de Chris Tomlim y la letra de Matt Maher la que resonó en el altar del Convento, una forma que pretende explicar lo que tu corazón dice en silencio ante su presencia: “Señor te necesito”. No, no podía faltar un “Ave María”, la oración tradicional con la que nos dirigimos a la madre de Dios, elegimos la de William Gómez, y el aire del suspiro dio la vuelta en la iglesia; nos aproximábamos al final y toda la naturaleza pareció confluir para hablar del amor de Dios y para quien Ludwig van Beethoven había compuesto “El honor de Dios en la naturaleza”.
Luego, tras una hermosa salva de aplausos, dos “bises”, del oratorio de El Mesías y de su segunda parte, concentrada en la Pasión cantamos “Aleluya” de Georg Friedrich Händel, quien al terminar de escribirla dejó reflejado “que vio todo el cielo ante sus ojos” y ya, por último, dedicado a todo el pueblo de Valencia, resonó “Valencia canta – Himno a la Virgen de los Desamparados”, la música que en 1923 compusiera el maestro José Serrano.
Muchos aplausos y muy continuados pusieron el fin a la actuación del sábado y tras dar de nuevo las gracias al público asistente, los emplazamos a nuestras nuevas convocatorias deseándoles buenas noches:
- 22 de noviembre – Misa de Santa Cecilia en la Parroquia de La Asunción.
- 14 de diciembre – Cuento de Navidad en el Auditorio “Francisco Nieva”