La cercanía entre San Carlos del Valle y La Solana no es solo física. La escasa docena de kilómetros que separan ambas poblaciones cobra sentido si escarbamos un poco en más en esa vecindad. Y sí, un joven cristeño ha demostrado los profundos vínculos que las unen. El libro Las cinco torres, escrito por José Vicente Rodríguez Bellón, es una suerte de ensayo novelado con 344 relatos, donde la historia se mezcla con la imaginación, siempre en torno al apasionante devenir del Santo Cristo del Valle de Santa Elena. Es ahí donde La Solana y los solaneros cobran un protagonismo especial. Rodríguez Bellón se acercó al auditorio del Don Diego para hablar de esa ligazón.
El presentador del acto, organizado por la Universidad Popular, fue Luis Díaz-Cacho, amigo del autor y con una estrecha relación emocional con la vecina localidad. Antes, la concejala de Cultura, Ángela Notario, agradeció el trabajo histórico de Rodríguez Bellón y su interés por compartir la influencia de La Solana y de los solaneros en el pasado de San Carlos.
Previamente, el ponente explicó a los medios el cómo y el porqué de esa vinculación. Tras 5 intensos años de investigación, se ha ido encontrando constantes alusiones a La Solana. “Las conexiones aparecían por todos lados”. “Ha sido una interdependencia absoluta durante siglos, y hay que recordar que gracias a La Solana pudo emanciparse San Carlos del Valle de Membrilla en el siglo XVIII”. Aquello fue posible gracias al regidor solanero Gabriel García Prieto, que envió un proyecto de nueva población a Carlos III. “Ahí comienzan las intrigas y conflictos que acaban en 1800 con una nueva población que se llamará San Carlos del Valle”, explicó.
Insistió en esa citada interdependencia, tanto económica como política o social en los últimos 300 años, aunque la arqueología ha revelado que es muy anterior, desde los primeros asentamientos en la vega del Azuer y Santa Elena. “Con la Orden de Santiago nos unimos y empieza esa devoción de La Solana a Santa Elena, y más tarde cuando ‘aparece’ el Cristo del Valle pintado en la pared los solaneros serán de los primeros que llegarán en romería, incluso dejarán dinero, aceite, azafrán o parte de sus tierras al morir”.
Esos vínculos históricos han venido acompañados por un gran “mestizaje”, ya que abundan desde tiempo inmemorial las uniones entre cristeños y solaneros. En este sentido, Rodríguez Bellón afirma que hasta la forma de ser guarda mucho en común. “En San Carlos nos sentimos más afines a La Solana por las tradiciones, la fe, incluso porque nuestros jóvenes vienen a estudiar a La Solana”. “Hay una relación de amor entre ambos pueblos”, concluyó.