En un año tan singular como este, es más emotivo que nunca ver a las ovejas caminar de pueblo en pueblo con su pastor como si nada hubiese cambiado. Es época de trashumancia, y por la zona de Ruidera ya hemos podido ver, gracias a la Asociación de Trashumancia y Naturaleza, la única procesión que sí ha podido celebrarse en 2020.
El traslado del ganado que hacen los pastores desde las dehesas de verano a las de invierno nos devuelve por un momento a nuestra ya antigua normalidad. Su viaje es un pastoreo de continua adaptación en cada pueblo y en cada zona de productividad. Los rebaños no tienen por qué mantener la distancia de seguridad y es el pastor el único que debe llevar mascarilla. La pandemia ha podido con muchas cosas pero lo cierto es que una de las actividades más representativas de la ganadería sigue siendo motivo de curiosidad para nosotros y beneficio sin duda para el planeta.
Envidia sana es lo que sentimos cuando vemos que la vida sí sigue igual para algunos.