Dos fechas como ejemplo.
Año 2012. El Gobierno de Rajoy anuncia en el Congreso un recorte a las prestaciones de los parados en medio de la crisis. Grandes aplausos en la bancada popular, la diputada Andrea Fabra afirma entre grandes gestos de júbilo; “Que se jodan”.
Año 2021. El diputado Iñigo Errejón pregunta en relación a las políticas del gobierno sobre la creciente problemática de salud mental como efecto colateral de la pandemia. El presidente Pedro Sánchez declara que la salud mental será una prioridad en el nuevo sistema nacional de salud. Risas en el PP mientras Errejón realiza la pregunta. El diputado del PP, Carmelo Romero, profiere un “Vete al médico” que suena a insulto para todo el colectivo de personas con problemas de salud mental.
Hay un hilo conductor entre el “Que se jodan los parados” y el “Vete al médico” proferido a los enfermos mentales. El PP no solo falta el respeto de los ciudadanos aplicando recortes cuando gobierna. También lo hacen desde el Congreso con sus desprecios a la ciudadanía. Una deriva de un partido completamente desnortado, cuyas voces más templadas y moderadas acaban siendo apartadas. Un partido cuya vocación era viajar al centro. Pero que lleva años dando vueltas junto a la extrema derecha por la Plaza de Colón.
Pero no solo con las expresiones malsonantes de algunos diputados se pervierte nuestra democracia. También con la perversión del lenguaje. Recientemente el diputado Juan Antonio Callejas tildó a un presidente democrático como “aprendiz de dictador” por utilizar una figura constitucional legislativa como el decreto-ley. Con ello no critica a un presidente elegido democráticamente como Pedro Sánchez, sino que ataca a todo el sistema democrático.
Lo que no recuerda este diputado es que el presidente Aznar aprobó 85 decretos-leyes, 50 decretos leyes más que el actual presidente del gobierno. Empleando su argumento falaz. Si el presidente Pedro Sánchez es un “aprendiz de dictador” por emplear 35 decretos-leyes, convalidados por el Congreso, en mitad de la mayor crisis sanitaria global. ¿Cómo debería llamar, a su juicio, al presidente Aznar por usar el decreto-ley en 50 ocasiones más?
Tanto un presidente como el otro son legítimos y democráticos, pues fueron elegidos por la ciudadanía y su ejercicio del poder está marcado por la Constitución. Lo que ocurre es que el PP nacional y regional todavía no ha asumido el resultado que las urnas otorgaron, por este motivo intentan hacer política de la pandemia atacando a los gobiernos que les toca gestionar esta difícil situación. Para ello cualquier arma es pertinente; incluso la contaminación del lenguaje y el uso ofensivo de las palabras.
Definir y acordar con precisión el significado de las palabras es importante para compartir un imaginario común que construir entre todos. Con la contaminación del lenguaje empieza el declive de las democracias. Un riesgo que nos recuerda el constitucionalista, Nicolás Sartorius, en su libro “La Perversión del Lenguaje”. Un alegato a cuidar las palabras por alguien que sufrió en su propia piel lo que es una dictadura.
No es momento de confundir a la ciudadanía corrompiendo las palabras, ni de llenar de más toxicidad a la sociedad como hace el PP. Precisamente ahora. Cuando más necesario y más reclama la gente la necesidad de hacer política con responsabilidad, gestionando con rigor y empatía.
Cuidemos las palabras, cuidémonos.