Te acercas al anochecer. Es el instinto el que mueve tu sangre, debes hacerlo, acércate a la luz y contempla lo que ocurre tras el cristal. No temas, los humanos, a veces, viven en la ignorancia, sí, apenas se preocupan por lo que sucede a su alrededor. Desconocen el canto del ruiseñor en el crepúsculo de los estíos, los afanes depredadores de la garduña en las mimbreras de la ribera y el reclamo del autillo en las lindes del olivar. No advertirán tu presencia, de eso puedes estar segura. Están demasiado ocupados en alguna tertulia intrascendente mientras tu corazón de cierva joven palpita con la urgencia de una vigilia que no puedes soslayar, muy cerca de la casa, en los extremos de un bosque que respira ya con las bocanadas de esta noche larga, nutricia, aclarada de luz artificial.
“Conspiración” es la obra que inicia la magnífica exposición que Miguel Carmona presenta en el Museo Municipal de Valdepeñas. Con el título “El interior de un árbol en interior”, el artista nos ofrece la esencia de lo cotidiano. Son momentos, sucesos y parajes, tal vez, imbricados en la experiencia vital del autor. Instantes que Miguel Carmona ha querido plasmar en sus lienzos con la maestría de la belleza. Destellos de una verdad que solo él conoce y que ha quedado esmaltada para siempre en sus retinas. Rincones íntimos como “Mirador mirado”, retazos de lo rural y de la tierra, como “Gallinero” e “Higuera”; destinos enigmáticos como “Árbol museo”, luz ávida de sombras en “Palomar” y composiciones cercanas al impresionismo como “Pentágono en la noche”.
He visitado la exposición un par de veces y sé que volveré a hacerlo. En ella habita la luz, tanto la natural como la manejada por el hombre. No dejen de sumergirse en ella, en esa luz sublime que emana de los lienzos y que disuelve, de súbito, las sombras de la rutina, del hastío, de la mediocridad.