Villahermosa ha recuperado este fin de semana una de sus tradiciones más arraigadas tras el parón de la pandemia. Los villahermoseños y visitantes han podido volver a disfrutar de la ‘cremà’ de la Auténtica Falla Manchega por el Día de San José, una fiesta única en la región que se remonta a hace 48 años, en concreto a 1974 y que envuelve durante varios días a la localidad del Campo de Montiel en una ambiente completamente festivo al más puro estilo fallero, pese a estar a casi 300 kilómetros de Valencia.
El fin de semana estuvo protagonizado por la emoción y las ganas de volver a compartir este momento por parte de los vecinos y vecinas, que han disfrutado vestidos con la indumentaria manchega del programa de actos que organiza desde sus comienzos la Hermandad de San José Artesano. Una programación que arrancó el pasado jueves con la ‘plantá’ de la falla en la plaza y prosiguió con la elección de las tres falleras manchegas, la procesión, la quema de un castillo, fuegos artificiales y de la propia falla el sábado por la noche.
“La falla ha estado guardada desde el año 2020, ya que no se pudo terminar por la pandemia. En 2021 tampoco se pudo celebrar la fiesta y ha estado guardada desde entonces hasta que en 2022 los integrantes de la hermandad la han terminado, ellos se encargan de todo. Por eso, este año había tantas ganas de regresar a la normalidad y seguir trabajando para lograr que esta fiesta tan especial en nuestro entorno sea declarada de Interés Turístico Regional”, destaca el alcalde de Villahermosa, Ángel Cano, que apunta a la “singularidad” de una fiesta única en la Comunidad.
En esta ocasión, la falla que ha realizado la Hermandad de San José Artesano, presidida por Jaime del Pozo, está inspirada en las películas de Disney y que como moraleja quiere expresar que “no todo es tan bonito como en las películas”. Tras la ‘plantá’ el jueves pasado, los actos en sí comenzaron el sábado tras recoger a las falleras. Al son de la música de la Banda y los cantos tradiciones de esta fiesta en Villahermosa, se vivió el espectáculo pirotécnico que llevó al cielo de Villahermosa una preciosa gama de colores y formas. Una vez pasado el mágico estruendo, la falla, hecha de madera, cartón y mucha ilusión por parte del grupo de jóvenes que componen la Hermandad, comenzó a arder y de esta manera se puso fin a un esperado momento con el que se recuperó el colorido y el olor a pólvora único en la región.
Historia de la Falla villahermoseña
La primera falla se remonta al año 1974. Representaba un avión en vuelo con un secuestrador que armado en carabina apuntaba al piloto. En el ala izquierda había un anciano que parecía arrojarse al vacío sin paracaídas, posiblemente una idea fruto de la oleada de secuestros que se estaban dando en España en esa época. “La gente interpretó la falla de mil maneras y eso fue lo bonito”, explica el responsable de la Hermandad. Un acontecimiento muy seguido, que recogió el diario Lanza bajo el título “Villahermosa, ardió nuestra falla” en el que destacaba ya la novedad de la fiesta. Desde esa primera vez se han elaborado 42 fallas con motivo de la festividad de San José Artesano, con temáticas diferentes, tanto de crítica como de homenaje.
La elaboración de la escultura transcurre desde comienzos de año. Las primeras fallas se hacían en el taller del carpintero y desde hace años ya en el almacén del Ayuntamiento, donde se comienzan a medir las diversas partes que darán forma a la falla, partiendo de un boceto elaborado con anterioridad, para pasar después al montaje de las grandes piezas, dándose color y forma a la Falla Manchega. Una vez llegado el mes de marzo se rematan los pequeños detalles, “lo fino”, aquellas cosas que dan sentido y colorido, crítica u homenaje a la Falla y de ahí a la plaza para plantar el resultado final. La ‘plantá’ se realiza en la semana de las Fiestas de San José, para proceder a su quema alrededor de la noche del 19 de marzo como marca la tradición.