Luisa María Márquez Manzano (La Solana, 1979) se ha comido sus primeras uvas de Nochevieja como alcaldesa. Y da la vuelta al calendario con una mezcla de emoción por lo vivido en 2023 y los desafíos que presenta 2024. La tarea no es sencilla, reconoce, aunque insiste en un mantra: valentía y coraje para tomar decisiones que mejoren la vida de los solaneros. La regidora atiende a los medios en la nueva Alcaldía, un despacho que ni Luis Díaz-Cacho ni Eulalio Díaz-Cano ocuparon. Sí Diego García-Abadillo. Pero al margen de ese matiz, nos pide una entrevista más personal, sin entrar en la cruda arena política. “Ya tendremos tiempo de hablar de eso”, susurra antes de encender los micrófonos. Respetamos su petición. Por ahora, prefiere limitarse a lanzar un mensaje desde la ortodoxia que manda la tradición navideña. La elección del escenario no es casual.
“Son unas navidades diferentes para mí, aunque sigo siendo madre, esposa, hija y amiga, pero ahora como alcaldesa sabiéndote con la responsabilidad de dirigir a todo un pueblo”. Así arranca a la pregunta de cómo está viviendo estos días, ya con el bastón de mando entre sus manos. “También son unas navidades llenas de orgullo porque representar a tu pueblo es un inmenso honor”, añade.
Le hacemos otra pregunta directa: lo mejor y lo peor de ser alcaldesa, lo más y menos agradecido. Como era de esperar, tiene sentimientos ambivalentes. Primero de gratitud, y no solo hacia la gente que confió en su proyecto político en las urnas, que también, sino a sus propios compañeros de aventura. “No sentirte sola es algo que no todo el mundo puede decir, y yo me he sentido arropada en situaciones algo complejas”. “Ellos me inspiran voluntad, entusiasmo y esperanza, lo mismo que nosotros queremos inspirar a los demás como arma para vencer cualquier miedo”, subraya. Sin embargo, se queda con otra percepción no menos atrayente: “Los solaneros y las solaneras más jóvenes que te miran con respeto y cierta admiración; eso me provoca más responsabilidad todavía porque te conviertes en el ejemplo a seguir”. Una niña le dijo hace poco que también quería ser alcaldesa. “Siempre quieres que tus hijos te miren como tú mirabas a tus padres, pero que llegue un niño por la calle y te diga algo así…”.
Exigirse para exigir
La otra cara de la moneda es la responsabilidad. Un cargo de esta naturaleza abruma por razones obvias, y es consciente de ello. “Lo más complicado es saber el reto que hay por delante, la situación encontrada y la necesidad de responder al contrato que tenemos con los solaneros, los que nos votaron y los que no nos votaron”. “Queremos hacer de La Solana un referente en funcionamiento administrativo, legal, y exigir a los demás lo que el Ayuntamiento tenga para sí”.
El nuevo año aterriza plagado de enigmas, como sus predecesores, y Luisa Márquez tiene claro qué le pide antes que nada: salud. Cree que lo demás llega solo. “Lo demás es el ADN solanero, que es voluntad, sacrificio, trabajo y avanzar”. Pero remarca una palabra: esperanza. “Si eres capaz de inculcar esperanza tendrás un arma muy poderosa porque removerás a toda la gente para que te ayude a conseguir nuestros objetivos”.
Un pueblo generoso y solidario
Los próximos doce meses serán largos o cortos, según se mire. ¿Por qué cree la alcaldesa que La Solana será mejor dentro de un año?, le preguntamos. “Porque trabajamos para eso y porque los solaneros se levantan cada día pensando en eso”, contesta de inmediato. “Cuando estaba fuera me decían que La Solana tiene un color especial, y yo decía que sí”. “Los solaneros trabajamos para hacer mejor nuestro pueblo, somos un ejemplo en generosidad y solidaridad, no conozco otro lugar que se vuelque tanto como nosotros por un bien común, al margen de ideologías”. “Creo que La Solana puede ser mejor porque estamos trabajando en implantar aquellas medidas que conviertan al Ayuntamiento en una empresa ágil y eficaz”. “Me está costando porque es como llegar a una casa donde no sabes dónde están los cubiertos en la cocina, pero estoy intentando hacer que el Ayuntamiento sea nuestro, o sea, de todo el pueblo”.
En cualquier caso, insiste en los valores intrínsecos del solanero y lanza un guiño de complicidad hacia sus antecesores, un guiño que está por encima de aristas políticas. “Quiero entender que todos los que hemos ostentado la dirección de La Solana lo hemos hecho con la misma voluntad de que nuestro pueblo sea cada día mejor, y para ello contamos con el mejor activo, que son los solaneros y las solaneras”.
La nueva regidora terminó parafraseando nuevamente a Walt Disney, un recurso narrativo que ya utilizó cuando inauguró oficialmente el alumbrado navideño: “Los sueños se cumplen si tienes el coraje de perseguirlos, por eso le pido a 2024 coraje y valentía para seguir en la misma línea frente a aquellos que nos dicen ‘no se puede, no se puede’”.