Asistimos hace unos días a un espectáculo bochornoso en Cataluña. Un prófugo de la Justicia española, Carlos Puigdemont, se burló una vez más de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Yo fui detenido, presuntamente de manera ilegal, por agentes del Cuerpo Nacional de Policía en Ciudad Real, por un supuesto delito de violencia de género. Se me detuvo inmediatamente, se me esposó y se me introdujo un par de días en un calabozo, como un delincuente, careciendo de antecedentes policiales, primero en sede policial y luego en sede judicial, donde después un auto judicial decretó mi inocencia y el sobreseimiento de la denuncia, que después fue sobreseimiento definitivo.
Hoy ya tengo clarísimo que la Ley y la Justicia en España no son iguales para todos los españoles, Casos como el del ex-ministro Juan Fernando López Aguilar, denunciado también por violencia de género, pero que no tuvo que pasar por las sucesivas humillaciones a las que me sometieron a mí; o el de Carlos Puigdemont, prófugo de la Justicia desde 2017, que regresa a España, participa en un acto público organizado por él, para después volver a huir en presencia y quizá con la ayuda de la policía autonómica catalana, me llevan a afirmar que la ley, la justicia y las fuerzas y cuerpos de seguridad en España son un c********.
Comparte, para que se les caiga la caiga de vergüenza, si es que la conocen.
Jaime Juan Herrera
