viernes. 22.11.2024

Purgatorio

Enfrascado en la lectura de un libro del periodista e investigador, Jon Sistiaga, titulado “Purgatorio”, sucede la sesión de control en el Senado y en el Congreso con los ya consabidos “cara a cara” de Sánchez con Feijóo y Gamarra. ¡Vaya casualidad”. ¡Qué bien ha venido para hacer algunas reflexiones comparativas! Es gratificante encontrar a alguien que nos ofrezca un análisis documentado, serio y honesto del fenómeno ETA. Origen, desarrollo, consecuencias. Y compararlo con un uso interesado y malintencionado de un fenómeno gravísimo.

El Libro de Sistiaga se titula “Purgatorio”. Sí. Muy acertado. Es el Purgatorio por el que tienen que pasar los protagonistas de hechos históricos lamentables. Porque ETA, al final, fue una banda de asesinos; sí, lo fue. Pero es mucho más. Es todo un fenómeno sociológico que merece un estudio desinteresado para la historia. Su utilización doce años después de haber desaparecido, de haberlo derrotado una sociedad democrática, resulta un hecho tergiversador, depravado y perverso, que envilece el proceso purgatorio que tienen que atravesar muchas personas.

Hay mucha gente involucrada en este proceso purgatorio: familias rotas, encarcelados, huidos, arrepentidos, inadaptados, fracasados, ajustes de cuentas, traiciones. El fenómeno fue tan complejo que hoy no se puede simplificar. Las primeras, las más afectadas por esta purga, son las víctimas. Nadie más que ellas, merecen todo nuestro apoyo y respeto, el respeto de la sociedad, e incluso el respeto de los propios causantes. Es lamentable observar cómo faltan al respeto de las víctimas aquellos que aprovechan su dolor para sacar un beneficio, añadiendo más pena a su proceso purgatorio.

Es la cara, más negativa y vergonzosa, del sufrimiento a causa de un fenómeno que nunca debió de existir. Es la peor reacción a un fenómeno que ya no existe y que se encuentra en periodo de aceptación del error. Error histórico. La Organización puso fin a su actitud, cuando la sociedad democrática supo aislarlos, y hacerles reconocer el error: “que nunca conseguirían nada por el camino de la muerte y la destrucción” Hoy en lugar de ahondar en las penas y buscar culpables donde no los hay, lo que corresponde a todos es analizar, como lo hace Sistiaga, y alegrarnos de que se haya vuelto a la normalidad democrática. Lo demás es jugar al mus, al engaño.

http://juliocasarrubios.blogspot.com

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