Resulta muy difícil analizarlo; se ha manipulado tanto. Centremos la cuestión: Todo se ha montado sobre un bulo, y algunos se han apuntado a ese circo para desprestigiar al adversario, y para esconder lo que no interesa. Es un modelo de hacer política poco acorde con una democracia avanzada, en un país serio. Es poco serio apoyarse en un bulo para criticar aquello que no me gusta.
Se puede debatir si las declaraciones del ministro Garzón son oportunas; se puede debatir si un ministro puede hacer declaraciones no colegiadas; se puede debatir si tiene razón o no en lo que ha dicho; se puede debatir lo bueno y lo malo de las ganaderías extensivas e intensivas; se puede debatir la definición de macrogranja; se puede debatir si en España están bien reguladas; se puede debatir sobre ventajas e inconvenientes; se puede debatir si los controles de calidad son los adecuados; se puede debatir si la reacción del ministro Garzón ha sido consecuente; se puede debatir si el Gobierno ha sabido reaccionar; se puede debatir si las explicaciones sobre los distintos tipos de ganadería han sido, ayer y hoy, satisfactorias.
Todo es susceptible de debate y de crítica; se puede y se debe debatir. Y me atrevería a decir que “este debate”, aunque manipulado y lamentable, ha tenido la virtud de propiciar la ocasión para profundizar en estas cuestiones. Quizá deberíamos extraer la conclusión de que en España se plantean muy pocos debates sobre cuestiones que nos interesan y de las que deberíamos tener un mayor conocimiento. Seguro que ahora los ciudadanos sabemos más que ayer sobre la ganadería, sobre la calidad, sobre el impacto ambiental. Bienvenido sea.
Pero lo que no podemos admitir de ninguna de las maneras, es el debate y la crítica de una realidad que no es. No cabe en el debate inventase algo que no se ha dicho para montar una campaña con la única finalidad de hacer daño y esconder lo que no interesa. Actuar con la vista puesta en el beneficio electoral, basándose en un bulo es absolutamente reprobable. Hace falta mucha información, mucho debate, y un rechazo rotundo de la sociedad en su conjunto contra estas actitudes inadmisibles. Tenemos que conseguir, entre todos, que las patrañas no obtengan ningún rédito.