Al revés que en toda Europa, en España, ha sido la ultraderecha la que ha roto con el Partido Popular. De forma excepcional, y casi indignante, la ultraderecha de VOX.
es la que le ha puesto el cordón sanitario a un partido que todos considerábamos defensor de la democracia y con aspiraciones de gobierno. Y esto ocurre dejando un reguero de cesiones del PP hacia VOX, que siguen vigentes, que perdurarán en unos gobiernos en minoría sin fuerza para quitarse de encima ese lastre. Esta es la prueba de que un socio en minoría ha impuesto, una buena parte de sus principios, al partido mayoritario en la coalición de gobiernos autonómicos, y no a la inversa.
Y no solo normativas que han quedado plasmadas, y que no parece que vayan a desaparecer de un momento a otro. Normativas y discurso. De todos es conocido el discurso de la formación de Abascal identificando delincuencia con la inmigración. Pues bien, ahí quedan las palabras de Feijóo: “Pido el voto a los que no admiten que la inmigración ilegal ocupe nuestros domicilios”.
Cuando era presidente de la Xunta de Galicia, y el presidente del PP nacional era Pablo Casado, Feijóo decía: “Nos hemos equivocado en la estrategia. No hemos sabido parar a la derecha populista. No hemos sabido decirle a la gente que el PP no tiene nada que ver con VOX. A veces hemos cometido algún giro que parecía que íbamos a hacer un gobierno con VOX, y eso ha preocupado a mucha gente” Y luego fue Feijóo, y no Casado, quien permitió la entrada de la ultraderecha en gobiernos autonómicos. Y ha sido Feijóo quien ha declarado estos días que el PP no tiene el propósito de romper con la ultraderecha en los 140 ayuntamientos.
En la imagen de todos han quedado las cesiones a VOX, que el PP de Feijóo impuso a sus barones autonómicos. La presidenta de Extremadura que no quería pactar con la ultraderecha, tuvo que hacerlo por imposición de Feijóo. El presidente Mañueco, ha tenido que convivir con las histriónicas declaraciones de su vicepresidente de VOX, Gallardo. Y de la misma forma en Valencia, Aragón, Murcia y Baleares. Pues, aun así, ha sido la ultraderecha la que ha impuesto la ruptura. Y Feijóo lamentando la ruptura, acusando a VOX de haberse pasado de frenada. Si un día llegara a presidir el Gobierno de España, -esperemos que no-, ¿con qué cara se presentará en Europa?