Iba a hablar del Aguirrismo. Pero no. Habrá más ocasiones. Seguro. Recordemos para empezar, y tengámoslo muy presente que el dialogo es la antesala del pacto, y que pactar es necesario e insustituible. El pacto va concatenado a la naturaleza humana. Dialogamos y pactamos constantemente, hasta con nosotros mismos, para analizar y priorizar lo que nos va sucediendo a lo largo de todos los días. No es posible la convivencia sin diálogo y pacto. Desde muy pequeños se les enseña a los párvulos a ponerse de acuerdo en colocar sus materiales en las estanterías de las aulas. Sí. Dialogar y pactar con todos. Más con los que no compartimos ideología.
Se convoca una “mesa de diálogo” como si fuera el acontecimiento del año. En política, como en todo, el diálogo debería ser la pauta constante para llegar a acuerdos. Los que nieguen ese diálogo, o lo minusvaloren, o se dediquen a poner piedras para que no ande, son unos irresponsables. En este momento Pedro Sánchez y Pere Aragonés han apostado por la vía del diálogo. Representan a dos partidos (PSOE y ERC) con larga trayectoria política, compartamos o no con su ideología.
Los que quieren dialogar y pactar es que quieren resolver el problema. Los que no quieren que se dialogue y se pacte, es que no quieren resolverlo. “Es indigno”, “Es claudicar”, “Es ceder”, “Es una infamia”, dicen. No. Les interesa que el dialogo se estanque; les interesa la tensión, la polarización. Es del enfrentamiento de donde obtienen la rentabilidad partidista. Fíjense: Tanto la derecha catalana, como la derecha españolista, se oponen a “la mesa de diálogo”. ¿Por qué? Porque están convencidos de que el conflicto es un caladero de votos.
En las etapas donde ha habido diálogo y acercamiento han disminuido las tensiones, y el conflicto no ha ido a más. Mientras que en las etapas en las que ha predominado “a por ellos” o se ha practicado el “palo y tente tieso”, el conflicto, se habrá larvado, pero se ha incubado. Diálogo basado en el respeto. El sentido exclusivista de “Amor a mi Patria” es inoperante, es levantar las armas. En lo que hay que trabajar es en intentar convencer de que todos caben en un mismo lugar, y que todos, pueden convivir en paz y armonía. Buscar las fórmulas para que este principio sea una realidad, es el objetivo del diálogo y el pacto. No hay otro camino.