El desarrollo de nuestra tierra hacia un lugar de generación de oportunidades necesita de una gestión útil y centrada en las personas. La mayoría de los gobiernos en estos 40 años de autonomía han centrado su acción en mejorar la vida de las personas, a la vez que han pensado y hecho de Castilla-La Mancha una región en la que poder llevar a cabo un proyecto vital.
Sin embargo, esto no ha sido siempre así, durante algunos años –los menos, y así lo supimos ver la ciudadanía- el des-Gobierno de Cospedal destruyó gran parte del Estado del Bienestar que tanto esfuerzo costó construir y desarrollar, sumiendo a nuestra tierra en una depresión inasumible para la ciudadanía castellano-manchega.
El cambio de paradigma a partir de 2015, con la entrada del Gobierno liderado por Emiliano García-Page se ha hecho evidente, y los datos así lo contrastan. Pocas veces en la política actual se puede mantener un nivel de coherencia como el que se ha demostrado en los últimos 7 años en Castilla-La Mancha. El paro, hoy, es la mitad que el existente en 2015; nuestra plantilla sanitaria es un 32% mayor que entonces; hoy se conceden más becas y de mayor cuantía para la adquisición de libros a las familias que más lo necesitan y nuestra universidad ha duplicado la financiación para garantizar su futuro y su progreso, se ha aumentado la oferta formativa y se han congelado las tasas para facilitar el acceso a la misma, sin perder de vista la mejora notable de la oferta y la calidad de la formación profesional.
Se han creado y aumentado las ayudas a la contratación de las personas jóvenes; en el último año se han concedido todas las solicitudes de ayuda al alquiler joven; se está desarrollando un modelo turístico que pone en valor la riqueza natural y patrimonial de Castilla-La Mancha, y somos punta de lanza en la generación de energías renovables.
En definitiva, en estos últimos 7 años, el Gobierno de Emiliano García-Page ha dado la vuelta a la época más oscura de la democracia en Castilla-La Mancha. Hemos evolucionado de tener una región donde la gente estaba de paso, y se nos enseñaba la puerta de salida como única alternativa, a una región llena de oportunidades, donde han aumentado las inversiones económicas que generan empleo y riqueza en todas las zonas de nuestra región. En las ciudades y en las zonas rurales, en la industria puntera en tecnología y en nuestra agricultura y ganadería, Castilla-La Mancha ofrece hoy la posibilidad a las y los jóvenes castellano-manchegos de poder desarrollar sus proyectos vitales en los lugares donde hemos nacido y crecido.
Todo eso no sería posible sin el empeño del Gobierno de Emiliano García-Page por que así sea, con la aprobación de la Ley contra la Despoblación, con la creación y el impulso de nuevos y mejores sistemas de comunicación por carretera, o nuevos servicios de movilidad como el Transporte Sensible a la Demanda o la mejora de los servicios ferroviarios gracias a los acuerdos alcanzados con RENFE, que va a hacer posible comunicar Albacete y Cuenca con Toledo con alta velocidad. Y por supuesto, desde el respeto y el avance en derechos sociales con la aprobación de la primera Ley LGTBI o el incansable trabajo por la erradicación de la lacra que supone la violencia machista, donde cada mujer víctima de violencia de género con dificultades económicas que intente huir de su maltratador, cuenta con una ayuda al alquiler del gobierno regional.
Hoy Castilla-La Mancha es una región muy diferente a hace 7 años, lo que nos permite mirar al futuro con una mirada de optimismo y de tranquilidad por saber que con el Gobierno de Emiliano García-Page el desarrollo de nuestra región está garantizado.