La escena es bien conocida, casi un tópico: Los miembros del insurgente Frente Popular de Judea se reúnen en asamblea clandestina para decidir cómo expulsar a los romanos de su tierra. No todos las tienen todas consigo… Al fin y al cabo, algo bueno han llevado allí los romanos: el saneamiento de las calles, la medicina, la salud pública, la educación, las carreteras, la canalización del agua, el vino, el orden público, los sistemas de riego…la paz.
Sostienen los historiadores que los romanos (y, por la propiedad transitiva, el insurgente Frente Popular de Judea) algo le debían a los antiguos «valdepeñeros», aunque solo sea el vino. Pero ¿qué le debe Valdepeñas a los romanos? Una villa (humm, qué extraño, una villa romana en Hispania…), una bodega (hummmmm, qué extraño, una bodega en Valdepeñas…), pero, bueno, poco más…
¡¿Poco más?! Valdepeñas le debe a los romanos a Ricardo Rodríguez Cruz, profesor de Latín, Griego y Cultura Clásica, que ahora se jubila y nos deja solos en el IES Gregorio Prieto a quienes enseñamos inutilidades. Imprescindibles, las más importantes, pero inutilidades. A eso se aferran los, estos sí, inútiles que organizan y reorganizan cada dos semanas el sistema educativo español. Peor para ellos. Muchas gracias a Ricardo por estos años de impecable compañerismo. Y enhorabuena.
Nota para despistados: La escena mencionada es, por supuesto, de La vida de Brian, de los insuperables Monty Python.
NOTA BENE: También le debemos a los romanos a Martín-Miguel Rubio Esteban, compañero de la acera de enfrente. Uy, perdón…