Un mes y dos días es lo que ha durado en el cargo el moraleño Antonio Torres, elegido presidente de la Denominación de Origen del Vino de Valdepeñas en la asamblea del pasado 27 de noviembre. Breve periodo que le ha bastado para comprobar que la presidencia de la DO Valdepeñas requiere, si no dedicación exclusiva, sí una atención que hace este cargo incompatible con la gerencia de Coagral, en Guadalajara, una cooperativa agrícola que da trabajo a 80 personas.
En una entrevista mantenida esta tarde con Televaldepeñas y Valdepeñas Digital, Antonio Torres Pérez ha señalado, taxativo, que no dispone de tiempo para esta Denominación de Origen; que no preveía tanta carga de trabajo y que "seguir en el cargo supondría desempeñarlo a medias" o dejar a medias su labor al frente de Coagral.
"Rectificar es de sabios", afirma, después de haber tenido días en los que ha atendido "más de 10 correos y media docena de llamadas, algunas a altas horas".
Reconoce que aceptó "sin conocer el intríngulis" de esta Denominación de Origen y partiendo de la experiencia que sí tenía en otras DO como las de Miel de la Alcarria, Vinos Mondéjar y Aceite de La Alcarria, que dan mucha menos “guerra” que el vino de Valdepeñas.
Este lunes presentó su escrito de dimisión en el registro de la DO valdepeñera, después de comunicar su dimisión, a quien le postuló, el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, y al vicepresidente autonómico de la organización agraria, ASAJA, Florencio Rodríguez, entre otros representantes de los sectores implicados.
Fuentes próximas al ya expresidente añaden a lo dicho por Torres, que el panorama conflictivo que se ha encontrado y que desconocía, con las principales industrias que llevan por todo el mundo la etiqueta de Valdepeñas, enfrentadas y denunciadas mutuamente, le ha disuadido de permanecer en una responsabilidad excesivamente comprometida y para la que, a día de hoy, no se vislumbra ningún sucesor.
