Valdepeñas registra hoy el peor dato de la pandemia en lo que a ocupación hospitalaria se refiere, desde el pasado 29 de abril, con 25 pacientes ingresados por COVID19.
Repasando la crónica de aquellos días de la primera ola de contagios, nuestra ciudad tuvo su fecha más crítica el 1 de abril, cuando alcanzó las 92 personas hospitalizadas. Dos meses después, el 1 de junio, esa cifra se había reducido a cero, marcando el final de la primera oleada y el inicio de una fase de euforia que nos llevó a creer superada la crisis sanitaria. Ya entonces eran numerosas las voces que anunciaban una segunda ola pasado el verano, que llegó y que nos llevó al nivel 2 de medidas frente al Covid, el pasado 25 de septiembre.
Hoy, según los expertos, atravesamos lo peor de esta tercera fase de la pandemia en nuestro país, sometidos a un confinamiento distinto, lejano a aquel encierro domiciliario de la primavera de 2020, pero mucho más grave ya para los sectores económicos más sensibles: la hostelería y el comercio. Muchos de estos negocios han agotado sus reservas y su capacidad de aguante no da para más. Sólo en hostelería, la patronal del gremio cree irrecuperable un tercio de los establecimientos en España; un país como el nuestro en el que bares y restaurantes lideran el sector de servicios.
Hoy, como en abril, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se despliegan en las localidades, en una indeseable pero imprescindible vigilancia del cumplimiento del cierre perimetral de los municipios y del toque de queda, que una mayoría de mandatarios autonómicos piden adelantar a las 20:00 horas.
Como en toda crisis, el humor se abre camino sin rebasar el límite de la frivolidad o la ofensa. La viñeta que acompaña este comentario muestra cómo ve nuestro colaborador, el dibujante Chema del Fresno, el control al que nos vemos obligados, consecuencia quizá de no haber aceptado el rigor que las circunstancia imponían en meses anteriores.