Ayer fue inaugurado en Cuenca, el nuevo sistema de abastecimiento de agua a la Llanura Manchega con agua del Tajo; la conocida como Tubería a la Llanura Manchega, a través de la que, en un futuro, podrían derivarse hasta 12 hectómetros cúbicos de agua para consumo urbano a La Mancha, restándolos del trasvase al levante. Para el presidente de la región, Emiliano García-Page, el de ayer fue un “día histórico”
Así se pronunció ayer el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en la puesta en funcionamiento del sistema de abastecimiento de agua a la Llanura Manchega, en el municipio conquense de Saelices.
El presidente regional ha reconocido que se hace efectivo el derecho de los ciudadanos de Castilla-La Mancha “a beber agua del grifo”.
El presidente de Castilla-La Mancha, que ha estado acompañado en este simbólico evento por el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán ha lamentado “los años que esta tierra lleva batallando por la modificación de las reglas del trasvase del Tajo al Segura y por el caudal mínimo del río Tajo”.
García-Page ha reiterado que esta región ha estado mendigando por tener el derecho a beber. “Esta tierra se ha resignado y hemos consentido no tener más tierra en regadío para que pudieran beber en Levante”.
El dirigente castellano-manchego ha denunciado que en Castilla-La Mancha no haya agua para beber y se ceda para regar miles de hectáreas en Levante que están sin regularizar.
Esta infraestructura ha tenido, según Page, dos “enemigos: el Levante y “los caballos de Troya que hemos tenido dentro de la región”, en alusión al PP.
Primero beber y después regar, es el orden de prioridad por el que ha abogado el presidente, que ha agradecido a todos los alcaldes que se han adherido a recibir el agua de esta tubería, en especial a los del PP, que han avalado esta obra que, además, “nos quita la amenaza de que las empresas no se quieran quedar aquí”.
El presidente de Castilla-La Mancha también ha tenido palabras de agradecimiento para el Gobierno de España, en el que ha reconocido su coherencia en las decisiones. “No se puede mirar hacia otro lado”, ha dicho, reconociendo así mismo que “de esta obra depende el futuro de mucha gente, que va a poder beber agua del grifo como lo hace el resto del país, y que ya no va a tener que decir no a la instalación de empresas por falta de agua”.