Una campaña perdida
Una campaña más que pasa a la historia sin pena ni gloria; una campaña más desaprovechada. Porque las campañas sirven, deberían servir, para conocer los programas, las propuestas de los candidatos; para conocer mejor los partidos. Y ¿qué es lo que hemos visto? Nada de eso. Lo único que nos han mostrado ciertos partidos y algunos líderes ha sido una carrera para ver quien es capaz de insultar con más agresividad. Esa es la gran asignatura pendiente de nuestra democracia. Desde los años noventa con la famosa frase de “váyase Sr. González” se inició una forma de hacer campaña que consiste, exclusivamente, en echar al adversario.
Al contrario de lo que debería ser, y salvo pequeños atisbos de programa político, todo se ha basado en hacer ruido para esconder el debate de los verdaderos problemas que tiene la sociedad y que no son pocos. Se ha echado de menos, una vez más todo aquello que los ciudadanos estamos deseando conocer. Qué dinero se va a recaudar; de dónde se va a sacar; en qué se va a invertir; qué se va a hacer para frenar la corrupción, la pobreza y la desigualdad.
Con el problema que se le viene encima al Planeta Tierra, solo hemos oído leves pinceladas sobre el cambio climático a partidos de la izquierda. Como si el calentamiento global fuese un problema de rojos comunistas. No. Es un problema que nos afectará a todo el mundo si no se pone freno. Es un problema que va a traer, entre otras cosas, enfermedades, desigualdad, y pobreza.
Algunos nos hemos quedado con la gana de que nos digan cuánto dinero, -cuánto- se va a invertir en la Sanidad Pública, para evitar la precariedad que la pandemia se ha encontrado. Hemos echado de menos propuestas para combatir la difícil situación en la que se encuentran nuestros jóvenes, como consecuencia de la crisis de 2008. Y, ¿todo esto por qué? Quizá porque resulte más rentable hacer ruido y esconder otras cosas; o quizá porque los ciudadanos, inconscientemente nos agrada más que nos hablen con las vísceras de los sentimientos ideológicos, que de los problemas reales. A lo mejor si mostráramos interés y conocimiento por la acción política, los líderes cambiaban el disco. Si hacen la campaña que hacen, ¿será porque así alimentan a su audiencia? A ver quién va a ser el culpable de las campañas inútiles.