De Olof Palme a Sánchez

Quizá los dos referentes más potentes de la socialdemocracia hayan sido Olof Palme y Willy Brandt. Omito intencionadamente a Felipe González, porque en este punto cabría decir aquello de Aurora Mínguez: “Si Willy Brandt levantara la cabeza” No me detengo ahí por razones obvias. Pretendo señalar el recorrido de la socialdemocracia desde Olof Palme a Pedro Sánchez. En el camino ha habido desviaciones, digamos que equivocadas, pero que le han hecho mucho daño. Volver a la esencia de esa socialdemocracia que entendieron Palme y Brandt es el desafío que tiene por delante.

Quizá por error de visión, quizá por necesidades del momento, la socialdemocracia se ha debilitado apelando a la modernización, a la globalización o al pragmatismo. A causa de la tercera vía de Tony Blair, o la tendencia liberal de Schröder, la socialdemocracia se ha visto, se está viendo, debilitada. ¿Pedro Sánchez representa la vuelta a las esencias originarias? Está por ver. En algunos momentos parece que sí; pero hace falta más claridad, empuje, convencimiento y explicación.

Olof Palme, antes de morir dejó dicho: “la fórmula es una política económica que garantice el crecimiento, al mismo tiempo que se crea empleo; defender las conquistas sociales, profundizar en la democracia política y económica, y defender nuestro medio ambiente”. Parece como si el actual gobierno de España lo haya copiado para su programa. No es posible encontrar más parecido. Pero vayamos también a Willy Brandt, que dijo: “Nada llega solo, y casi nada dura. Si queremos conseguir algo bueno, debemos reflexionar sobre nuestra fuerzas y estar a la altura”.

Ambos marcaron la pauta para no salirse del camino; pero el pragmatismo tentador de la Tercera Vía, del liberalismo, y el empeño de que las elecciones se ganan en el centro, nos ha ido apartando de la socialdemocracia. Las elecciones se ganan siendo fiel a los principios y demostrando que son los más beneficiosos para la sociedad. Ideología y actitud. Una ideología que marca la posición de ayudar a los más vulnerables; y una actitud, colocando el diálogo como herramienta fundamental para conseguirlo: “Capacidad de hablar con todos y de llegar a acuerdos con todos”. La socialdemocracia está en el momento crítico de conseguirlo. ¿Lo logrará?

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