Incógnita despejada
Por si alguien no lo tenía claro. Despejada la incógnita de la ecuación. En Castilla y León habrá gobierno de coalición entre el Partido Popular y VOX. Nada. Que el tren no llega al centro. Viajando hacia el centro desde los años noventa y ahora el tren descarrila y tiene que cambiar de raíles. Mala suerte. Otra vez la derecha española vuelve a la estación de la extrema derecha. Lo dirán, pero será una afirmación gratuita, que nadie creerá. La realidad es que ya no pueden decir que son un partido de “centro derecha reformista”.
Mientras no nos demuestren lo contrario, todo parece indicar que es el PP quien ha cedido. Se supone que en una negociación ambas partes tienen que ceder. En principio todo lo que exigió VOX, se ha hecho realidad: La presidencia de la Asamblea, la vicepresidencia del Gobierno, y tres consejerías. Cargos y posturas. Tiene toda la pinta de que es el PP quien se ha acercado a VOX y no al contrario. ¿Y las peticiones programáticas? ¿Suprimir la memoria histórica, ordenar la inmigración y revisar las subvenciones a los sindicatos?
Cuidado con el lenguaje. En el catecismo nazi ordenar la inmigración quería decir que cada raza en su sitio, en su lugar. Negaban que fueran racistas, pero que lo negros estuvieran en África. Ahora entrar en detalles es perder el tiempo. Aquí lo esencial es que la entrada de la ultraderecha en un gobierno regional, supone volver a etapas que creíamos superadas por la historia. En Europa y en España, por desgracia, sabemos muy bien lo que representa la ultraderecha en el poder.
Europa se niega a cualquier relación con partidos de este perfil. De hecho el presidente del Partido Popular Europeo, Donald Tusk se ha manifestado en contra de la decisión que el PP ha tomado en España. España está sometida a examen desde este momento. Sabemos lo que es VOX; quien no lo sepa es que no quiere saberlo. Ya sabemos la preferencia del PP; su reacción y su adaptación a esta nueva realidad, en la que se ha sumido, está por ver. ¿Y los españoles? Dentro de algún tiempo, no mucho, sabremos lo que quieren sus votantes. No le echemos la culpa a Casado, a Mañueco, o a Feijóo. España tendrá lo que quieran la mayoría de sus ciudadanos. Está en manos de los ciudadanos poner la marcha atrás o la directa.