Grandes respuestas
Los grandes problemas, requieren grandes respuestas. Y esto viene a cuento, porque España tiene un gran problema; un problema que afecta, nada más y nada menos, que a la unidad territorial. Porque, no seamos ingenuos, no nos dejemos engañar, el gran problema que tenemos, ”todos”, es el encaje de Cataluña en España; es un problema de convivencia; es un problema que afecta a la unidad territorial. Ese es el verdadero problema. No son los indultos como algunos quieren hacernos ver.
Utilizan los indultos para llevarnos, una vez más, a la confrontación, a la polarización; los indultos son el ruido que pretenden hacer para esconder la raíz del problema. La raíz, que además de su componente histórica, se ha agravado, más que nunca, desde la recogida de firmas contra el Estatut de Cataluña, cuando Mariano Rajoy era presidente del PP. La confrontación se retroalimentó; el PP buscó votos en el resto de España y el independentismo aumentó. ¿Y los demás? Una mayoría que estamos sufriendo las consecuencias de esa estrategia irresponsable. Estrategia que algunos utilizan en la creencia de que le favorece electoralmente.
Es el “modus operandi” de políticos irresponsables que consideran enemigos a los adversarios. Cuestión que en sí, ya es muy grave; pero que algunos, no conformes, han dado un paso más al tratar al adversario como traidor. ¿Se acuerdan de Rajoy acusando a Zapatero de traicionar a los muertos? Cuando el terrorismo, problema de Estado, requería grandes respuestas; respuestas valientes y arriesgadas. Podía salir bien o mal; pero no se dejó de intentar; y salió bien, -sin la ayuda de la oposición-. Y ahora vamos por el mismo camino.
Tanto el Gobierno, como la oposición, por honestidad moral e intelectual, y por responsabilidad política están obligados a enfrentarse a un problema, que si no se intenta resolver estamos abocados a gravísimas consecuencias de convivencia e integración. “Una buena dosis de valentía, inteligencia y lealtad”. Las iniciativas que pretende el Gobierno, son arriesgadas, como no hay otra forma de serlo. Se corren riesgos, pero si no se hace nada o lo que se hace es alimentar la confrontación, el fracaso está asegurado. Los temas de Estado y los que afectan al interés general deben afrontarse con diálogo, y unidad. Ese es el verdadero patriotismo.