El gran descubrimiento

El Partido Popular está eufórico por un descubrimiento, que “deja insignificante al descubrimiento de las Américas”. Han llegado a tal euforia que han organizado el espectáculo de una rueda de prensa de su secretaria general Cuca Gamarra en la mesa de las grandes declaraciones en el Congreso de los Diputados. Allí han anunciado que, hoy sabemos que “Pedro Sánchez mintió a los españoles”. Hace mes y medio que el presidente del Gobierno ya sabía que su mujer era “investigada” y lo ocultó a los españoles. “Es lo más grave”, dice Gamarra, ocurrido en democracia.

Ningún español sabía que se había producido una denuncia de un falso sindicato de ultraderecha, y que el juez lo investigaba. Y digo yo: ¿Si el Partido Popular no sabía este hecho, en qué se han estado basando para echar por su boca todo lo que han dicho durante este mes y medio? De risa, si no fuese porque en el fondo subyace una grave realidad: Que al Partido Popular le importa un pimiento la campaña para las elecciones europeas; que los retos que tiene por delante la Unión Europea les trae al fresco; que solo les importa aquello de “Váyase Sr. Sánchez”. ¿Se acuerdan?

Si yo fuera miembro destacado del PP, me daría vergüenza hablar de corrupción y de mentiras; yo me daría un puntito en la boca, y sería un poco más prudente. Si yo fuese Pedro Sánchez, les diría a Feijóo, Gamarra y Tellado: sigan Vds. con su matraca; yo no voy a volver a hablar de nada de lo que Vds. disfrutan hablando; pero sepan que cuando dictamine la justicia, nos veremos en el juzgado con aquellos que están poniendo todo su empeño en calumniar y difamar, a mi persona, al presidente del Gobierno y al prestigio de España. Si yo fuese el presidente de España, me dedicaría a explicar qué es Europa y lo que representa para los españoles y para los europeos.

Hay que explicarles a todos los ciudadanos olvidadizos, y sobre todo a los jóvenes, lo que trajo a Europa la exaltación de los valores patrios del nacionalismo excluyente, y la fundación de la Unión Europea para acabar, de una vez por todas, con aquellas insoportables barbaries. Eso es lo que nos jugamos en estas elecciones, eso. Y que si no tenemos el oído y el ojo muy bien abiertos, corremos el peligro de volver a las andadas. Ser europeísta es una “opción necesaria” para avanzar en un desarrollo justo y necesario; un desarrollo universal.

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