División de opiniones

Artículo escrito por Julio García-Casarrubios Sainz

Como en una plaza de toros. El llamado “debate sobre el estado de la nación” que se ha celebrado la semana pasada ha puesto de manifiesto que el Congreso de los Diputados está dividido en dos bandos claramente diferenciados: Aquellos a los que les interesa el estado de nuestra nación, los problemas a los hay que hacer frente, y la gente que habitamos en ella. Y otro grupo que solo les interesa su estrategia en función de las encuestas. Unos luchan por España y para los españoles, y otros luchan para ellos, para satisfacer sus intereses.

Lo hagan bien o lo hagan mal, acierten o se equivoquen, pero sus intenciones están claras. Para quien quiera verlo. Porque la sociedad también está dividida en esas dos posiciones: los que apoyan a quienes se preocupan por nosotros y los que apoyan a los suyos aunque les estén perjudicando. No importa. ¿Has oído el discurso de Pedro Sánchez? Sí. Ha sido el discurso más institucional que hemos conocido desde que vivimos en democracia. Un auténtico discurso de Estado. No, Yo no lo he oído, ni falta que me hace para oírle decir mentiras. “El discurso es el mismo”.

Unos habrán visto a un Alberto Núñez Feijóo, magnífico; que viene a salvar a España de los malvados rojos comunistas. Y otros hemos visto a un jefe de la oposición que no ha intervenido porque no ha querido. Es una milonga eso de que no puede hablar porque no es diputado. Eso nos han vendido algunos, para que lo crean aquellos que no se han interesado, ni se van a interesar en investigar lo ocurrido. Feijóo podría haber intervenido y debatir con Sánchez sus propuestas. Basta con solicitarlo a la mesa de portavoces.

Así no se desgasta; que se desgaste su portavoz. Él se marcha a El Escorial a poner a parir al presidente del Gobierno ante los suyos, entre aplausos y sin que nadie le replique. En el Congreso le iban a contestar. Así continuó el debate: con la bancada de la derecha vacía. Una falta de respeto a las instituciones. Nos hemos quedado una vez más sin saber cuáles son sus propuestas alternativas. Aunque los que quieran saberlas las pueden saber. Basta comparar lo que piden desde la oposición y lo que hacen cuando llegan al gobierno. Quien no lo sepa es que no quiere saberlo. Otro día hablaremos de las propuestas; de las propuestas del Gobierno.