El debate a la calle

El primero, y más dañino, resultado de la polarización es la imposibilidad de desarrollar un debate sereno y constructivo. Cada día vemos más a nuestro alrededor que “no se puede hablar de política”. Y no ha sido algo casual que ha ido surgiendo espontáneamente. No. Es algo calculado y programado por las cabezas pensantes del populismo inmovilista; por aquellos que no quieren que el debate sea esclarecedor, aleccionador; buscan que el debate no sea una práctica habitual en cualquier momento o ambiente social. No interesa.

Algunos políticos y medios de comunicación han puesto, todo su interés en que el centro del debate sea: el falcon, las mentiras, que se rompe España, y el pronóstico de que todo se va a ir al garete, que estamos camino de la ruina total, y que tenemos un gobierno rendido ante filoterroristas e independentistas. Con este mensaje alimentan a los suyos y crean enfrentamiento. Pero, ¿saben Vds, por qué el relato político discurre por esos derroteros? Muy simple, porque el verdadero debate político no interesa. Siembran polarización y odio al adversario, y eluden el verdadero debate de los problemas que afectan a los ciudadanos.

No se puede hablar de política; claro; no se puede hablar de política porque la conversación no es tal; se reduce a reñir, crispar, insultar. No se parte de una discusión serena, libre y tolerante, defendiendo cada cual su postura. Hay que partir de la base de que ser de derecha es tan respetable, digno y legítimo, como ser de izquierda. No se trata de frentismos, no se trata de buenos y malos, se trata de diferentes. Y los diferentes exponen sus argumentos y sus razones que son, -deben ser-, oídas y aceptadas con respeto y tolerancia.

¿Por qué no hablamos de la sanidad y la educación públicas o privadas? ¿Por qué no hablamos de si el Estado debe tener participación en la banca y en las energéticas? ¿Por qué no hablamos de los derechos y libertades de los ciudadanos? ¿Por qué no hablamos del peso que debe tener España en las relaciones internacionales? En unas no estaríamos de acuerdo, quizá en otras sí. Empezaríamos a conocer al diferente y a respetarlo. Entraríamos en una dinámica constructiva y enriquecedora. ¡Qué iluso! Alguien está pensando que perdería en el debate. No. No les interesa. Si el mundo político y mediático fueran más responsables, se extendería el debate a la calle.

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