Conmigo o contra mí
No es una frase; es toda una sentencia. Una sentencia que se sumerge en el debate político con la llegada de José María Aznar a la política nacional. No sé si en ese momento la derecha española, representada por Alianza Popular, y que después pasaría a llamarse Partido Popular, era consciente de la importancia que iba a marcar esa sentencia en su devenir histórico. Casi tres décadas después toma toda su vigencia en la soledad del Partido Popular. No ha viajado al centro, pero sí se ha quedado solo. Una falsedad y una realidad, difíciles de administrar.
La derecha española, elevada a la cumbre de un sentimiento supremacista, moral y patriótico, por sus acólitos mediáticos, se ha quedado sola. ¿Era ese su propósito cuando asumió el principio de “con ellos o contra ellos”? No lo sé. Lo que sí sé es que es una realidad: “Hoy están solos”. Hoy, más que nunca se ha cumplido la máxima de Aznar. Y la misión más urgente que tiene la derecha, no es gobernar; es deshacerse de ese opiáceo que los tiene sumidos en estado de shock. Ha tenido que desmembrarse de sus filas una ultraderecha que los ha dejado en derechita cobarde.
Los pactos llevados a cabo en gobiernos autonómicos, en capitales y en muchísimos ayuntamientos, repartidos por la geografía española, son la prueba del desconcierto del PP de Feijóo. Les da vergüenza salir en la foto, pero sin pudor alguno, sacan la pluma y firman. Están aceptando los esenciales puntos ideológicos de esa ultraderecha, que amenaza, por todos los lugares del mundo, con aniquilar los logros que las democracias modernas habían conseguido, con no poco esfuerzo. Pueden lograr que no se pueda hablar con la libertad que lo hacemos; que lo hemos conseguido hacer; que aún se puede leer en clase “Las abarcas desiertas”, que hasta hace un cuarto de hora no se podía leer. ¿Lo logrará el veto parental?
Hay una derecha en España, que con toda legitimidad, no se merece lo que está haciendo el Partido de Feijóo, con tal de alcanzar el Gobierno. ¡Que no lo va a alcanzar! No lo va a alcanzar porque se ha posicionado contra todos; y son esos todos los que no lo van a consentir. España es muy plural. Su fuerza está en esa pluralidad. Y quien no sepa aceptar esa pluralidad correrá siempre el riesgo de posicionarse en la soledad más absoluta.
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