Argelia o Marruecos
Analizar y entrar en el fondo de conflictos internacionales es muy complicado. Manejar intereses, estrategias y diplomacias entre países, sería una irresponsabilidad por mi parte. No lo voy a hacer. Hace falta un conocimiento, que sobrepasa con mucho mis posibilidades. Ya veo que algunos entran con una facilidad “envidiable”. Entran sin ningún miramiento. Claro. Todo depende del objetivo. “Mear parriba o mear pabajo” es indiferente, si el objetivo es cargarse los geranios del vecino.
Me voy a limitar a exponer mi opinión, -la mía-, de igual forma que lo puede observar un ciudadano cualquiera. Empecemos por el Sáhara y Marruecos. Desde que España en el año 1975 abandonó el Sáhara de forma apresurada, y un tanto inconsciente, el conflicto quedó en manos de Marruecos y El Sáhara. Mal por parte de España, pienso yo. Pero de eso no creo que tenga la culpa Pedro Sánchez. Considero que la mejor solución, era la propiciada por Naciones Unidas, de que el pueblo saharaui decidiera su futuro. Estoy convencido de que eso hubiese sido lo deseable. Pero no ha sido así. El conflicto, ha estado, y está bloqueado.
Alguien tenía que hacer algo, para desbloquearlo. Y si a esto le añadimos que las relaciones entre España y Marruecos estaban rotas desde hace casi dos años, entonces, el “hacer algo”, era una necesidad imperiosa. España no se podía permitir mantener esa situación, ni un día más. Son muchos los conflictos de vecindad que tenemos con Marruecos, como España y como miembro de la Unión Europea. Un gobierno responsable no tenía otra salida que la de buscar vías de entendimiento.
Pero mire Vd. por donde, un tercero en litigio, Argelia, no le gustan estas vías. Así España se encuentra, de la noche a la mañana, con un conflicto inesperado y nada halagüeño. Actuación rápida, para que el problema se afronte con el apoyo de Europa. Resultado: Europa apoya a España, y Argelia rectifica la tensión provocada. ¿Será la solución definitiva? Posiblemente no. Todo parece indicar que, de momento, la rápida actuación de España ha iniciado una nueva y esperanzadora etapa de distensión en la zona. Con el apoyo de Europa, sí, y, como de costumbre, sin el de la oposición. Pero no me hagan repetir que el objetivo de algunos es, exclusivamente, cargarse el geranio del vecino.