Alguien se equivoca

No se me va de la cabeza el espectáculo que nos han ofrecido una buena parte de sus señorías, diputados en el Congreso, durante la sesión de control al Gobierno. No es nuevo. Viene siendo habitual. Es habitual siempre que gobierna la izquierda en España, y la derecha está en la oposición. Es la manifestación palpable de no reconocer la legitimidad de quienes ostentan el poder. Pero, aunque sea habitual, algunos no nos resistimos a denunciarlo. Es una auténtica vergüenza que la mayoría de los ciudadanos no nos merecemos. Esa no es la misión de los señores diputados.

Cuando ves a todos -digo todos- los intervinientes de la derecha, con el mismo disco, uno piensa muchas cosas. Miembros del Partido Popular hablando de un Gobierno que miente, de un Gobierno corrupto. ¿Qué esta pasando? ¿No tenían previsto las contestaciones? Las contestaciones vinieron como tenían que venir. ¿Pero qué me dice Vd. de mentiras? ¿Qué me dice Vd. de corruptelas? Tengo el convencimiento de que no son tan tontos, como para no saber lo que les iban a contestar. ¿Ingenuos? No. Saben muy bien lo que hacen.

Podría ser una estrategia para esconder, precisamente, la mentira y la corrupción. ¿Cómo las escondo? Sembrando en la opinión pública la idea de que “todos son iguales”. Magnificando las del adversario, o inventarlas, si es preciso, se llega a sembrar un ambiente de mentira y corrupción generalizadas. Es una dinámica muy antigua. Justifico mis pecados bajo el manto de que los cometen todos. El ambiente de ruido y acusaciones mutuas, diluye la verdadera realidad. Objetivo conseguido: “Todos son iguales”

Pero ahí no acaba la estrategia. El ruido generalizado esconde algo más profundo. Coloca la atención y el debate público fuera del territorio que no interesa fijar. Mientras se habla de mentiras y corrupción, no se habla del verdadero sentido de la política. No se habla del crecimiento económico, no se habla del índice de precios, no se habla de las relaciones laborales, no se habla de la igualdad de derechos. Y ahí es donde la izquierda se equivoca. ¿Hay que contestar y tú más? Sí. Pero colocando en el centro del debate una realidad y un proyecto ilusionante. Un proyecto que ilusione a la mayoría de la clase media y trabajadora; un proyecto que movilice a la juventud. ¡No caigan en la trampa; no se equivoquen!

 

http://juliocasarrubios.blogspot.com