Una Constitución para defender al sector Agroalimentario
Hay años en los que defender lo propio se hace obligatorio; defenderlo en el sentido de remarcar la importancia que tiene, destacarlo. En 2020 tenemos que destacar, defender y potenciar aún más el sector agroclimentario. Un año como este es fundamental defender el sistema democrático español, con una norma que ampara al sector económico más importante de la región, un sector que depende de miles de familias de agricultores y ganaderos; esas mismas familias que se esfuerzan sobre manera, como le ha sucedido a todas las personas este año, independientemente de cómo venga el clima. Y estos años está viniendo a contrapié.
El artículo 130 de la Constitución dice que los poderes públicos atenderán a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos y, en particular, de la agricultura, de la ganadería, de la pesca y de la artesanía, a fin de equiparar el nivel de vida de todos los españoles. En UPA sabemos la importancia de los agricultores y ganaderos de las explotaciones familiares en múltiples ámbitos, somos conscientes de la necesidad y obligatoriedad de modernizar nuestro sector, desarrollarnos y avanzar; innovarnos, crecer. Un día como el 6 de diciembre es un momento ideal para recordarlos, ponerlos en valor, darles al altavoz que requiere un sector estratégico como el agroalimentario.
La constitución atiende a la necesidad de la modernización de la agricultura y ganadería; dos de los elementos fundamentales y sustento de nuestra economía. Pero cuando decimos economía debemos ser conscientes de lo que supone: personas, vecinos en sus pueblos, familias que generan empleo, lo consolidan y consolidan las pequeñas sociedades que son los muchos municipios de nuestra región, en su mayor parte, agrícolas y ganaderos. ¿Es necesario recordar que agricultores y ganaderos son proveedores de alimentos para la población? A veces es necesario recordarlo.
Las mismas personas que dan contenido social y cultural al mundo rural; un mundo rural que es mucho más que agricultura y ganadería, pero no sería nada sin el sector económico más importante de la región. Sociedad, cultura, economía, empleo, son palabras que carecen de sentido sin el día a día de nuestras gentes. El mismo día a día que la Constitución protege y cuya evolución y modernización debería de fomentar.
En UPA hemos hecho numerosas propuestas para que el mundo rural, nuestros pueblos y las personas que en ellos desarrollan su vida y su actividad, sigan viviendo de manera digna en estos pueblos. Y digo bien, sigan viviendo porque muchos jóvenes deciden no quedarse, por falta de expectativas no solo laborales sino vitales: educación, sanidad, servicios. Por el contrario, son muchos otros jóvenes que deciden apostar por el medio rural como modo de vida y de futuro. Eso aún sabiendo que los precios pueden venir de ruina, que el acceso al agua es complicado, sin hablar de los recortes que pueden sufrir muchos de ellos; que el acceso a la financiación viene condicionado por otras variables. Aún así, muchos arriesgan, se quedan, desarrollan, innovan, apuestan por la agricultura y la ganadería familiar.
Estamos protegidos y cobijados bajo el mismo paraguas legal, somos conscientes de la diferencia entre el entorno rural y el urbano, somos conscientes de que nuestro sector es…nuestro sector, el que da alimentos al resto de la sociedad; al que muchos jóvenes querrían dedicarse si dispusieran de posibilidades, de acceso a la tierra, acceso al agua, acceso a financiación para sacar adelante proyectos innovadores, de futuro, de enorme peso específico.
Sé, porque lo sé, que si los precios de nuestros productos fueran dignos, justos, como en cualquier otro sector, creceríamos mucho más. Porque proyectos e ideas hay muchas, brazos, cabezas, corazones. Pero necesitan un empujón o quizás solo una posibilidad.
La posibilidad del desarrollo.