Con 24 años y siendo una de las deportistas más influyentes y destacadas del mundo, Simone ha hecho hoy algo más importante que la ristra de oros que lleva desde que compite: dar prioridad a su salud mental y comprender que lo verdaderamente importante es ella misma.
Me siento particularmente orgulloso de que se empiecen a quitar tabúes -de verdad- acerca de las enfermedades mentales. Nadie está exento de cualquier enfermedad de este tipo y todos pueden padecerla. Lo verdaderamente difícil es dejar lo que piensas que debes hacer a un lado. Y esta chica ha dejado de competir en una final de unos JJOO porque ha comprendido que le toca a ella cuidarse.
Poneos en situación. Llegáis a los JJOO de Tokyo viniendo de ganar cuatro oros y un bronce en los últimos Juegos de Río de Janeiro. Todos esperan de ti que arrases, que ganes todo, y te das cuenta que no estás, que la que está subida a ese tapiz no es la misma que estaba en Brasil. Los murmullos de tu cabeza aparecen, los miedos te invaden y el vértigo te aplasta. Y aún así, pese a todos esos sentimientos negativos que van por dentro, lo realmente difícil es decir "basta, abandono". Ella lo ha hecho, y con ello, quizá sin saberlo, ha empujado y empujará a muchas personas a no esperar a llegar al límite, a dedicarse tiempo a ellos mismos, a cuidarse, mimarse y quererse. Hay muchas maneras de luchar.
Simone Biles ya ha hecho historia en el mundo de la gimnasia artística. Ojalá y lo que ha hecho hoy sirva de lección para no evitar ni intentar huir de este tipo de enfermedades. Cuidarte y a la vez enfrentarlas. Sin forzarse ni presionarse. Solo cuando uno mismo esté preparado.