Sin nocturnidad

Artículo escrito por Aurora Gómez Campos​

"Marchemos, francamente, y yo el primero, por la senda constitucional...", dijo Fernando VII, marchando solo un poco por dicha senda. Pero Fernando VII hizo algo útil por extraño que parezca y fue engendrar a su hija Luisa Fernanda quien nació en 1832. Para celebrar el alumbramiento instaló en Madrid más de cien faroles de gas que iluminaban las calles más principales. Y se hizo la luz. A partir de entonces la noche fue menos noche y comenzó la carrera por el alumbrado público. Disminuyó la inseguridad que la oscuridad producía en los ciudadanos. En alguna esquina, una luz y la gente se sentía más segura para deambular de noche. Dos siglos después la noche está atenuada, difuminada, y se ha vuelto más diurna: cuanta más luz, más gente y más vida en la calle.

La reciente declaración de estado de alarma prohíbe la circulación de personas a partir de las once de la noche. Y se hizo la oscuridad. Ahora las calles iluminadas, calles con noche diurna no alumbrarán la vida. Ahora la oscuridad la produce la ausencia de personas y la falta de su ruido. Un vehículo se oye de vez en cuando; una persona atraviesa la oscuridad de la calle sin gente. Gente que circula con salvoconducto acreditativo de su presencia a deshora. En el Código Penal 1973, se regulaba como agravante de la responsabilidad penal literalmente, „ejecutar el hecho, de noche, en despoblado o en cuadrilla“. Y es que la nocturnidad facilitaba la indefensión de la víctima. Por lo que en 1973, encontrase con una cuadrilla, en despoblado y de noche constituía una situación de peligro. Casi cincuenta años después, a esa misma situación se le llama ‘‘botellón‘‘.

Con el tiempo, la ley que es lenta y suele caminar muy por detrás de la realidad, desapareció la agravante de nocturnidad por su iluminada inutilidad jurídica y quedó sola la alevosía. Ahora, la calle está simplemente sola. ¿Se tipificará la agravante de `soledad´ para incrementar la pena de determinados delitos? De alguna manera, la noche había perdido encanto con la masificación del ocio nocturno. Tanta luz y tanta gente hacían que la noche no se pareciera a sí misma. El nuevo estado de alarma viene a vaciar la noche de gente dejando el alumbrado público a solas. La noche será recogida, enclaustrada, silenciosa y abstemia. En 1919, un movimiento puritano logró una enmienda de la Constitución de Estados Unidas, prohibiendo la producción y venta de alcohol: la llamada Ley Seca. Durante este estado de alarma no se traficará con alcohol ilegal, pero acaso están surgiendo nuevas formas de tráfico ilegal del derecho de reunión. Cenas familiares ilegales, despedidas de soltero, bodas, bautizos, comuniones y fiestas variadas ilegales. No asusta la limitación actual porque tiene una base real y cierta. Pero sí ofrece cierta desconfianza desconocer cómo se recuperarán los derechos fundamentales de circulación y reunión. No deja de ser un panorama oscuro.