Puente y Milei en el nirvana

“Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras” dijo el escritor William Shakespeare ante quien, generalmente, no cabe réplica. "Os acordáis cuando salió no sé en qué estado previo a la ingesta o después de la ingesta de no sé qué sustancias", dijo el ministro de transportes Oscar Puente, ante quien, generalmente, tampoco cabe realizar réplica, pero no por su sabiduría sino por su ligereza. Buscamos la edad del ministro por si su juventud es la causa de esta ligereza, pero el ministro nació en 1968 y es, por tanto, una persona madura. Entonces, ha de ser el exceso de confianza lo que llevó al ministro a decir aquello que todos pensamos pero que un ministro no debe decir.

En este caso, Oscar Puente no dijo algo disparatado. ¿Acaso el aludido presidente argentino no parece que ha ingerido altas dosis de metanfetamina? Un candidato ultra liberal puede acabar con el Estado del Bienestar de un plumazo o con una motosierra, que para todo hay estilos, y Milei eligió esgrimir la sierra mecánica para ilustrar a sus votantes. El ahora presidente de Argentina articuló su campaña electoral blandiendo la citada motosierra, la cual echaba mucho humo mientras el candidato gritaba y, cuanto más agitaba el dispositivo cercenante, más gritaba la muchedumbre. Si uno se presenta de esta guisa ante el mundo no puede esperar que se diga de él que tiene el carácter de una geisha. Muy al contrario, debe comprender que se sugiera que ha consumido un poco de benzoilmetilecgonina o alcaloide tropano.

El ministro Oscar Puente tampoco tiene un carácter zen precisamente, ni parece practicante del budismo mahayana. Para salvar la situación ha manifestado: “Te aseguro que, si yo hubiera tenido la mínima noción, y es quizá mi gran error, de que iba a tener la difusión (…) no hubiera dicho lo que dije”. Así es, un error de bulto que con veinte años de experiencia política debería poder evitar.

Los efectos mentales que provoca el alcaloide tropano incluyen la pérdida de contacto con la realidad, agresividad,​ la agudización del estado de alerta y manía persecutoria, además de una intensa sensación de felicidad y ¡agitación psicomotriz! Nada más lejos del comportamiento Javier Milei quien, en campaña electoral parecía el Dalai Lama alcanzando el nirvana, esto es, el estado de fusión de su alma con la esencia divina y carente de deseos y necesidades materiales.

Un miembro del Consejo de Ministros español no debe realizar estas aseveraciones acerca del Presidente de la nación Argentina y esta circunstancia -el status de ambos- ha sido olvidada por el ministro Puente. Por cierto, quien sí que parece afectado por altas dosis de MDMA es el peluquero del presidente, quien debe desahogar su agresividad con el espray de la laca sobre la cabeza de Javier. A ver si va a ser la laca…