Prohibir cultura es ponerse a leer
“El pecho, alto; la redondez y forma de las pequeñas tetas, ¿quién lo podría imaginar?” dice el personaje Sempronio al describir el busto de Melibea. Y nuestros padres sin enterarse de que en el instituto teníamos como lectura obligatoria el libro La Celestina. El libro también dice otras muchas frases incitadoras, por ejemplo: “¿Cómo no gocé más del gozo? Allá por el año ochenta del siglo pasado se leía esta indecencia en segundo de Bup sin pedirle antes permiso a los padres.
Las prohibiciones de representación de obras de teatro en municipios gobernados por Vox y que han ocurrido este verano, no han cesado. Este partido está considerando vetar en los institutos de Vinaròs la lectura de un libro sobre adolescencia y diversidad sexual, llamado El Triángulo Rosa por su alto contenido sexual.
Si barajan la prohibición del texto El Triángulo Rosa, también han de considerar la prohibición de El Quijote, libro ordinario y muy sexual en el que se cuenta que una tal Maritormes era una prostituta muy poco agraciada con quien fornica Don Quijote una noche, confundiéndola con una bella dama. También El Quijote era de lectura obligatoria en aquel bachillerato tan sexual e indecente que cursábamos en los años ochenta.
¡Qué hacer entonces con el Decameron! Se avisa desde este momento que el señor Giovanni Boccaccio ya falleció allá por el año 1375 por lo que ya no se le puede quemar. Este pecaminoso libro ha de causar gran alarma en la formación Vox porque es mogollón de indecente. “Me daréis vuestro amor y me daréis el placer de teneros, porque por vos ardo y me consumo”.
Si se prohíbe la representación de determinadas obras de teatro y la lectura del libro El Triángulo Rosa, que vaya usted a saber lo que diga, la formación Vox debe plantearse prohibir a Pablo Neruda que dice cosas tan impías como “cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. ¡Ah los vasos del pecho!” Y qué decir de César Vallejo que escribió “pienso en tu sexo. Simplificado el corazón, pienso en tu sexo” A lo mejor es que, como Vallejo era del Perú y falleció en 1938 les ha pasado desapercibido.
José Manuel Caballero Bonald se ha escapado de la quema por muy poco, ya que falleció en mayo de 2021. En su poema La Espera dice: “Y tú me dices que tienes los pechos vencidos de esperarme/ que te duelen los ojos de ternos vacíos de mi cuerpo” Para haberlo sabido con tiempo y se le habría prohibido tan indecentes versos.Pero el peor, a quien hay que prohibir inmediatamente es a Jaime Gil de Biedma que se atrevió a escribir: “porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo quien me tira del cuerpo a otros cuerpos”.
Puestos a la inefable labor de prohibir, la formación Vox debe primero ir a cualquier biblioteca de España y ponerse a leer. Tienen mucho trabajo.