La herencia de las infantas eméritas
“Un hijo puede soportar con ecuanimidad la pérdida de su padre, pero la pérdida de su herencia puede llevarlo a la desesperación” escribió Nicolás Maquiavelo en libro El Príncipe. En ese estado de desesperación contenida deben encontrarse Elena y Cristina, hijas de Juan Carlos de Borbón y algunas Sicilias. Su padre es un señor mayor y se encuentra en situación de otorgar testamento. Para ello ha constituido una Fundación a través de la cual poder transferir sus bienes a sus hijas. El Rey, Don Felipe ya renunció a su herencia hace años, ¿o no? La declaración de renuncia a la herencia de su padre roza sensiblemente la tangente del cinismo. Y ello es así porque Don Felipe no puede afirmar que ha renunciado a la herencia de su padre habiendo heredado ni más ni menos que la Corona de España. A lo mejor se le olvidó el artículo 57 de la Constitución que deja bien claro que la “La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón” El actual Rey de España sí heredó a su padre, pero lo hizo en vida.
En cuestiones monetarias, una Fundación lo aguanta todo y, sobre todo, si es en Abu Dabi donde la legislación es permisiva con la oscuridad. “Darkness Foundation”, “Shadow Foundation”, fundación “Azul oscuro, casi negro Foundation”, todos ellos son nombres que se sugieren para el nombre de esa fundación constituida para adjudicar herencias. El hecho de heredar los bienes del padre no es cuestionable, faltaría más. Lo cuestionable es qué se hereda, qué bienes y qué dinero constituyen la masa patrimonial objeto de la herencia. “Negro zaíno, Foundation”, otra sugerencia para denominar la Fundación.
La preocupación radica en que Cristina tiene un sueldo que solo alcanza cerca de 400.000 euros de la Fundación Aga Khan, con sede en Ginebra. Esta fundación la fundó el príncipe Karim al-Hussayni, para más señas Aga Khan IV, actual imán de los ismaelitas chiitas. El trabajo consiste en “desarrollar y promover soluciones creativas a los problemas que impiden el desarrollo social, principalmente en Asia y África Oriental”. Una vez conocido el objeto de la Fundación seguimos sin conocer en qué consiste el trabajo de Cristina por el cual recibe salario tan exiguo de manos de Don Aga Khan. Por su parte, Elena trabaja en la Fundación Mapfre y percibe un salario de unos 300.000 euros anuales, cifra que no le debe ser suficiente para su subsistencia.
Por todo ello, Juan Carlos de Borbón está arbitrando los medios necesarios para que sus hijas puedan heredar sus bienes allá en Abu Dabi, país de escasa fiscalidad y en el que el funcionamiento de las fundaciones es secreto, así como la titularidad de los bienes que forman el patrimonio fundacional. Al fin y al cabo, se comprende la preocupación de las Infantas Eméritas en no dejar ni un cabo suelto. Tiempo habrá de discutir sobre las tiaras, broches, medallones y por el hule de la mesa de la cocina. “Jo, papá, a Felipe le dejaste un país y a nosotras, ¿qué?”