Gestionar es cuestión de priorizar. Colegios públicos, un año después del desastre
“El periodo más importante en la vida de una persona no es el de la Universidad, si no el primero de todos, desde el nacimiento hasta los seis años de edad” (María Montessori).
Comienzo esta reflexión como Secretaria General de UGT Ciudad Real, pero también como madre, como maestra y como enamorada de la Educación como motor de desarrollo vital.
Desde el sindicato estamos totalmente en contra de las altas ratios escolares, pero en este caso me voy a centrar en cómo y en qué perjudican estas ratios en la etapa de Educación Infantil.
Cuando elegimos a nuestros representantes políticos lo hacemos en pro de que gestionen nuestros impuestos de la mejor manera posible. Cada persona vota para que sus intereses vean la luz y, en este sentido, yo cuando voto lo hago con el firme compromiso de que servicios como la educación, la sanidad o los servicios sociales sean cuestiones prioritarias.
Pero cuando llego a la realidad y veo la masificación de las clases de Infantil en nuestros colegios en Ciudad Real, me pregunto si para la administración esa masificación es un ejemplo de educación de calidad.
La Educación Infantil es la primera etapa de nuestro desarrollo educativo, es la etapa donde se sientan las bases de nuestro desarrollo futuro y no podemos estar pensando en esta etapa ni en ninguna otra como un gasto, sino más bien como una inversión.
No sé si al Gobierno de Castilla-La Mancha le parecerá mucho o poco contratar a más o menos maestros para que las aulas de Infantil no tengan 25 niños cada una, pero si supieran el daño que le estamos haciendo a nuestros pequeños creo que se plantearían otra fórmula distinta.
Podrían fijarse de otros países del mundo donde sí consideran la educación como pilar básico de desarrollo de una persona y donde el dinero no está por encima de la calidad del servicio. Cito el ejemplo de Suiza, donde en las aulas hay un docente por cada 10 niños; Francia, donde hay un adulto por cada 5 bebés hasta que estos andan y después un adulto por cada 8 niños; o Finlandia, cuya ratio por aula es de 14 niños por docente en Educación Infantil.distinta.
Estos ejemplos son importantes porque el número de niños confiados diariamente a un adulto tiene que permitirle a este darles una atención personalizada e íntima, proporcionando a cada niña y niño las condiciones óptimas y seguras para una actividad autónoma, rica e interesante.
Si nos ponemos a pensar de manera fría, cada uno de nuestros niños pasa 5 horas en la escuela, lo que supone 300 minutos. La ratio para Educación Infantil es de 25 niños por aula. Si dividimos esos 300 minutos por 25 niños, un docente tiene la capacidad de dedicar 12 minutos al día por niño. Esto va totalmente en contra de la actual Ley de Educación que habla de una educación inclusiva, solidaria, tolerante y normalizada para garantizar la atención integral a los alumnos con necesidad específica de apoyo educativo o con necesidades educativas especiales, en definitiva, una educación de calidad.
Hasta la Unión Europea se ha dado cuenta del problema que suponen las altas ratios en los colegios y ha aceptado la demanda de reducir la ratio de alumnado en las aulas
La Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo ha admitido la petición que he formulado para que Bruselas reduzca la ratio de alumnos en las aulas y aumente el número de profesorado correspondiente, desde la Educación Infantil hasta la universidad, en todos los países miembros de la Unión Europea y, por tanto, en España también.
Esta reducción la estamos pidiendo, no por una cuestión baladí, sino porque UGT entiende que permite trabajar desde una educación de calidad, con un acompañamiento individualizado y cubriendo las necesidades básicas del niño, según sus características y sus procesos vitales, distintos según el niño.
También comporta tener en cuenta los principios de la educación inclusiva y coeducadora,
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Artículo de Opinión
atendiendo a la diversidad de cada niña y niño; la intervención precoz (tan importante para el futuro del menor); y la intervención directa en los problemas de desarrollo.
Para ello es indispensable más docentes para formar niños sensatos y justos.
Y todo ello es responsabilidad de la administración, que debe reflexionar e invertir en nóminas de maestros si queremos una sociedad que tenga futuro.