“Los vinos de Valdepeñas a través de sus bodegas” atestigua una tradición vinatera de al menos 2.000 años
El periodista José Luis Martínez presenta hoy jueves 16 de noviembre el libro “Los vinos de Valdepeñas a través de sus bodegas”, de Ediciones Almud, publicación que cuenta con el prólogo del poeta Joaquín Brotóns y con el patrocinio principal de Bodegas Félix Solís. A la puesta de largo asistirá la “Hija Adoptiva de Valdepeñas” y ex presidenta del Consejo Regulador María Isabel Mijares García-Pelayo, que es considerada como la gran “Dama del Vino” y que fue la primera mujer en liderar una denominación de origen en nuestro país.
Martínez ha buceado, en las 736 páginas del tomo, en las profundidades de la historia vitivinícola de Valdepeñas, una de las más reconocidas de forma espontánea en nuestro país, dado que recoge una tradición que podría remontarse al mundo íbero, teniendo en cuenta que se han encontrado pepitas de uva en el Parque Arqueológico del “Cerro de las Cabezas”, situado a escasos ocho kilómetros de la localidad y que estuvo poblado entre los siglos VII y III a.d.C.
Pero no se ha quedado todo ahí, porque se ha querido hacer coincidir la presentación del libro con una exposición sobre la cultura material del vino en Valdepeñas denominada “La Memoria del Vino”, patrocinada por la Concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valdepeñas y cuyo comisario es el Doctor en Historia del Arte valdepeñero Francisco Javier Cerceda Cañizares y que podrá visitarse en el Centro Cultural “La Confianza” hasta el 12 de enero del 2024.
Al margen de que más adelante pudieran encontrarse infraestructuras de bodega o indicios de los denominados “ácidos del vino” en recipientes cerámicos del “Cerro de las Cabezas”, el descubrimiento más importante en la zona ha sido el hallazgo de una bodega romana en el paraje de “El Peral”, entre los términos municipales de Valdepeñas y Membrilla, que atestigua, ahora de una forma contundente, de que en la comarca se producía vino al menos entre los siglos I y V de nuestra era. A partir de ahí, Valdepeñas atesora aún una mayor antigüedad que su rival clásico, Rioja.
Referencias de bodegas comerciales particulares desde 1746
La apertura del Camino Real, hacia 1761, que unía Valdepeñas con Madrid, y del Paso de Despeñaperros, hacia Andalucía y el poblamiento de esa zona ayudaron a consolidar el mercado histórico de Valdepeñas, que se vería beneficiado, un siglo más tarde, de la apertura del denominado “Tren del Vino”, que, desde 1861, partía diariamente hacia Madrid con 25 vagones con tableros móviles repletos de pellejos de buen morapio valdepeñero.
Al margen de las bodegas ubicadas en casas solariegas de los siglos XVI y XVII y de la actividad de nobles de la época como el Marqués de Santa Cruz, el Marqués de Mudela, el Conde de Casavaliente, el Marqués de Benemejís o el Duque de Bailén, entre otros, el primer referente temporal de bodega comercial puede corresponder a los Morales (1746), seguido de la familia Galán (1794) –fecha que viene inscrita en una columna de piedra que se ha conservado-, “La Sagrada Familia” (1796) o de Pedro Tello (1810), entre otras casas vinateras valdepeñeros.
A finales del siglo XVIII, el trajinero Pedro Sánchez Trapero, junto a otros valdepeñeros como Anselmo López Tello o Andrés Caravantes monopolizaban el comercio de vino en Madrid, con infinitud de almacenes, principalmente en la zona del Madrid de los Austrias. De ahí, que se conserve en la zona la calle “Postas”, en un enclave denominado San Marcos, en el que se concentraban las posadas y la bodega y alcoholera del Marqués de Santa Cruz, descritas por José Viera y Clavijo en 1774, en un comercio en el que numerosos viajeros españoles y extranjeros dedican un amplio espacio a los vinos de Valdepeñas.
Ramón de Mesonero Romanos hablaba en “Escenas Matritenses”, hacia 1850, de las recuas de mulas y de los arrieros valdepeñeros que transportaban vino hasta Madrid, donde estaban presentes en 810 de las 1.500 tabernas madrileñas existentes en la capital de España.
Este libro, cuyo prólogo escribe el poeta Joaquín Brotóns, realiza la semblanza de más de un centenar de bodegas históricas, de entre las que destacan , entre otras muchas, Ramón Caravantes (1850), Avansays (1861), Vicente Cornejo y Cía (1868), Bodegas Mompó (1870) -que daría paso a Bodegas Bilbaínas-, Tarancón (1870), Ruiz de León (1875) o Miguel Caravantes (1875), aunque por encima de ellos destacó Luis Palacios, que con su “bodega monstruo” de seis filas de tinajas fue la firma más importante del último tercio del siglo XIX y del primer tercio del XX, abriendo incluso mercado a Rusia. Tarancón y Ruiz de León también comercializaron sus vinos en diferentes países latinoamericanos, teniendo incluso éste último una delegación estable en Filipinas.
Tras periodos negativos como la crisis de la filoxera o la Guerra Civil, emergieron bodegas como Luis Megía (1947) o Félix Solís (1952), hasta el punto de que en 1975 venían referidas en el listado del Consejo Regulador un total de 424 bodegas, cifra que en la actualidad se reduce a una veintena de bodegas, que, por el contrario, acaparan una producción bastante mayor.
La semblanza de los presidentes de la DO “Valdepeñas”, donde Isabel Mijares, quien escribe uno de los artículos iniciales del libro, nos lleva prácticamente hasta la actualidad, aprovechando el tirón de la proyección de las grandes firmas vinateras y de enólogos como José Manuel Corrales, Pepe Sánchez-Barba, Evelio Alarcón, Asun Yébenes, Juan Antonio Megía, Silvia Díez o la saga de los Lucendo, entre otros muchos.
“La Memoria del Vino”, cuya organización y patrocinio ha corrido a cargo de la Concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valdepeñas, podrá visitarse hasta el próximo 12 de enero de 2024 en un amplio horario y en las próximas semanas se presentará el catálogo de la exposición.