Llegó la feria, pero la noria no
Este viernes 29 de julio, es el día programado para la inauguración de la feria de agosto de Valdepeñas de hogaño, que concluirá el próximo día 2. La feria ha vuelto con mucha fuerza. Está en el mismo lugar que ocupa desde 2012, es decir, en la zona Norte, siendo testigo de primer orden el monumento que rinde homenaje a la gesta heroica de Valdepeñas (1808), en el que ya figura la bandera de España de grandes dimensiones, junto a nuestra Avenida del Vino o de las Tinajas, sí, la también conocida como “la del colesterol”.
Este viernes, he querido madrugar más de la cuenta, no por emular a ese juez que veía amanecer (Baltasar Garzón). Con los primeros claros del día ya estaba en el recinto ferial. Que paz y tranquilidad, y cierta brisa fresquita que recibía un nuevo día en esta “Costa de la pana”. Cualquiera diría que horas más tarde todo va a ser bullicio, jaleo, alegría y fiesta.
He paseado el recinto de arriba abajo. La actividad era mínima. Algún vehículo y poco más. Los feriantes descansaban. No era para menos, porque la hora no invitaba a estar ya ultimando las diversas atracciones. Dura sin duda la vida de los feriantes, de allá para acá, durmiendo por el día y trabajando hasta la madrugada.
Me he empapado de lo que ha venido, que no es poco, para disfrute principalmente de los niños y niñas, para los jóvenes y también para los más atrevidos, por los que parece que no pasan los años. Bendito sea Dios.
De puestos me he topado con “Don churro y doña porra”, el “Cocedero andaluz”, otro puesto de “Sabor caribeño”. Puestos de patatas asadas, de los vinos de cariñena y de “Los 3 maños”. Las terrazas de los bares, los bares de los pollos y del marisco ¿Qué sería de la feria sin el pollo asado?, y sin la orza de las berenjenas y el puesto de algodón, o el de los cocos troceados, o de turrón, o el del perrito caliente. No falta de nada.
He visto la tómbola “del maño”. Recuerdo aquellos años de premios como “las muñecas chochonas” y el “perrito piloto”.
Este viernes, cuando sean las 23:00 horas, es decir, las 11 de la noche de toda la vida, ya habrán llegado gigantes y cabezudos al real de la feria, las charangas y demás compañía, y los esperarán nuestras primeras autoridades locales, y se escuchará el himno nacional, se cortará la cinta inaugural y enseguida comenzará la “fiesta pólvora”, los “cobetes” que siempre se ha dicho en esta heroica ciudad de Valdepeñas.
La calle del infierno
Este viernes día 29 de julio, la feria acogerá a cientos de personas que se harán presentes en la zona indicada, la del Norte, pasando por la calle del infierno que dicen en otras latitudes andaluzas, y se abrirán a derechas e izquierdas para tomar algo en los “bares del pueblo” y en los de fuera, y otear en los puestos de bisutería y juguetería. Algunos de los citados aún pendientes de instalar cuando he visitado el ferial. El que si estaba era el de la carrera de camellos, y los de las escopetillas.
Este viernes, no podré estar presente en ese momento mágico de la inauguración, porque me encontraré en la plaza de la Constitución presentando el festival flamenco de la Asociación “Fosforito”.
Este viernes, he madrugado antes de que los primeros rayos de sol nos anuncien otro día de calor y de moscas (ya llegará enero). Me he dirigido al recinto ferial, que ha vuelto a llenarse después de dos años de ausencia por la maldita Covid-19. ¡Cuántos se han quedado en el camino!.
He madrugado y no me ha pesado, y me he recorrido en soledad y con cierto aire fresquito (agosto, frío en rostro, que risa), el amplio espacio destinado a nuestra feria.
Y he ido anotando lo que ha llegado, como el “Barco pirata”, el “Látigo olímpico”, la “Súper tarántula”, El “Take Off”, “La cárcel hueca”, “La tribu comanche”, “Proyekt 1”, “Classic Express” (antes el tren de la bruja). Otras atracciones como las de Tena y el “Super Mario”.
Y ya no he seguido anotando más cosas, pues me he llevado un gran disgusto cuando he observado que no ha venido la noria.
Sin noria no es lo mismo
Una feria sin noria no es lo mismo. Pero si es lo primero que se ve, lo primero que se divisa, como si de una torre vigía se tratara, el faro que guía a los barcos desde la torre.
Ya que ha vuelto la feria, por favor, que vuelva la noria, porque es lo primero que ves cuando llegas a un sitio que celebra la feria. Y es que está el terreno sin ocupar, al final del paseo de atracciones a la izquierda, allí está triste y solo ese hueco.
Mientras recuperamos la noria, nos quedamos con los fuegos artificiales que si el aire es propicio, los escucharé desde la plaza de la Constitución, mientras las banderas ondean al viento.
En este viernes, he visto amanecer en el recinto ferial, como hacía el juez Garzón desde su despacho de la Audiencia Nacional, pero he vuelto muy disgustado, porque no ha venido la noria, y me molesta. No sé de quién será la culpa, pero me ha dicho mi amigo el churrero que “la culpa es del cha, cha, cha”.
Recuperemos la noria, por favor. Mientras tanto compraremos unas fichas de los coches eléctricos, del látigo y de alguna atracción que nos haga olvidar por un momento la ausencia de la noria, pero ya digo, estoy realmente desilusionado, porque he visto amanecer y no había noria.
Lo mismo llega más tarde para instalarse en ese hueco que está triste y solo.