Y por fin llegó la Guardia Romana… que solo permaneció 10 años

Guardia Romana en la procesión de mediodía de Viernes Santo 1990

Con esta colaboración, concluyo de momento las tres que me había propuesto escribir sobre la fundación en el año 1987 de la Agrupación de hermandades y cofradías de Semana Santa de Valdepeñas. Entre sus principales objetivos figuraron la recuperación de la Guardia Romana “Los Armaos”, que finalmente llegó después de muchos problemas y vicisitudes económicas en 1990, pero duró tan solo una década, porque en el año 2000 se volvieron a perder.

Conviene recordar, y así lo atestiguó el historiador local Francisco Fernández en su conferencia pronunciada en 2015, que la Agrupación Romana estaba compuesta por personas humildes, trabajadoras y honradas, que cumplían con su obligación, que habían asumido ese carácter marcial de los ordenanzas castrenses y que mezclaban con lo religioso, siendo los encargados de acompañar los pasos en Semana Santa y de realizar el prendimiento, teniendo un primer periplo desde 1915 a 1935, suspendiéndose en la República, y volviendo a aparecer en 1945, aunque fue en 1949 cuando solicitaron a la hermandad que se recuperara el prendimiento, por lo que se inició un nuevo y último periodo que abarcó desde 1950 hasta 1979.

Bueno, a lo que íbamos, que fundada la Agrupación de hermandades en 1987, pronto se organizó una banda de tambores y cornetas como embrión de lo que sería una nueva etapa con gente del momento para la Agrupación Romana. Comenzaron saliendo en procesiones de verano con pantalón, camisa y boina, ensayando en el municipal de “Los Llanos”, que el Ayuntamiento cedió para la ocasión.

Recuerdo haber acompañado al entonces presidente de la Agrupación de hermandades, al siempre entrañable Antonio León Grande, a más de un ensayo, y reunirnos en torno a un botellín de cerveza o un vaso de vino. Hicieron sus estatutos y formaron su junta directiva.

Y por fin en 1990 aparecieron alrededor de medio centenar de “armaos”, con el instrumental necesario en las procesiones de Semana Santa como se puede ver en la fotografía.

Se hizo un gran desembolso económico como ya narré en el anterior artículo, pero que los años fueron pasando, y los trajes y el instrumental se fueron deteriorando y el ímpetu y las ganas de continuar también, hasta que sus últimas apariciones fueron en la Semana Santa de 1999, si bien quiero dejar constancia que por aquel entonces no había prendimiento, algo que la hermandad de la Oración en el Huerto recuperó en 2018 y de momento sigue con la participación de romanos sin instrumental, ya sin tambores, ni cornetas, y únicamente toman parte en procesión de Jueves Santo por la tarde.  

Actos de aquella época

Por otro lado, he recuperado también algunos datos de los primeros años de la Agrupación de hermandades, concretamente el del pregón de 1989, que pronunció el desaparecido escritor y poeta Francisco Creis Córdoba, que fue presentado por la pregonera del año anterior, la poetisa Sagrario Torres Calderón.

El acto, como podrán ver por la fotografía se llevó a cabo en el desparecido salón de la Casa de Cultura, de la calle Pangino, y Creis se basó en recuerdos infantiles. He vuelto a releer el pregón, pero es verdad que me acuerdo perfectamente de lo mucho que nos dio a conocer.

Acto del pregón de Semana Santa 1989
Ángel López ante el micrófono, la tesorera de la Virgen de la Soledad, María del Carmen Aguilar, el pregonero, Francisco Creis, el entonces alcalde, Esteban López Vega, la presentadora del pregonero, Sagrario Torres, el presidente de la Macarena, Pedro Cruz Osorio y el de la Virgen de la Cabeza, Aurelio Marín Perona.  

Como curiosidad, la procesión del Resucitado salió a las 7:00 de la mañana, y la del Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Soledad hacían el recorrido conjuntamente en la noche de Jueves Santo, además de “Pilatos” y “La Flagelación”.

Ese año, por vez primera, el libro de Semana Santa y resto de actos lo organizaron conjuntamente tres hermandades, la más joven, la de la Virgen Macarena, que por aquel entonces funcionaba en un ambiente casi familiar, la de la Virgen de la Cabeza, y la de Nuestra Señora de la Soledad.