La bodega romana de El Peral 'abre sus puertas' 16 siglos después
Con este sugestivo titular se podría resumir la actividad de Jornadas de Puertas Abiertas que la Asociación ORISOS, en colaboración con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valdepeñas, han llevado a cabo este pasado fin de semana en el excepcional yacimiento arqueológico de El Peral.
Han sido los investigadores de este yacimiento, el Grupo de investigación del Cerro de las Cabezas (GICC), en colaboración con los socios de ORISOS, los que han guiado las diversas visitas que ininterrumpidamente se llevaron a cabo el sábado por la tarde y durante toda la mañana del domingo. De hecho, unas 400 personas han podido disfrutar de este yacimiento que se abría en primicia, tras la campaña de excavación de este año, campaña realizada a través de un Proyecto de investigación de la Junta de Comunidades en el que el Ayuntamiento valdepeñero ha participado activamente.
Los visitantes han viajado al pasado íbero y romano de este paraje arqueológico, viendo durante el recorrido las diversas zonas excavadas y en proceso de estudio, incluidas las estructuras de la bodega de cronología romana que ya se documentó, en parte, durante las excavaciones del pasado año. De esta forma, y utilizando alguna metáfora, la bodega de El Peral ha recobrado cierta actividad en pleno siglo XXI, tras su posible abandono en torno a mediados del siglo V d.C. Pero no ha sido solo la bodega romana lo que los participantes han podido ver, también las estructuras de las diversas fases de la villa romana, donde hace siglos habitaron los propietarios de este lugar. Sus habitaciones, aun por excavar, permanecen bajo estratos de tierra y tejas, cubriendo lo que un día debieron de ser las estancias en las que la élite agrícola romana de esta zona pasaba su día a día, alternando sus tareas domésticas con las faenas agrícolas de cada época del año y, sobre todo, la vendimia y su posterior proceso.
El ir y venir de coches y visitantes ha devuelto a este asentamiento rural romano la vida que un día tuvo, recordando sus momentos de auge, con una bodega que en esas épocas de vendimia debía tener una frenética actividad, y unas instalaciones donde los propietarios vivirían rodeados de viñedos, en un entorno en el que el agua del riachuelo de El Peral, así como sus aguas subterráneas ferruginosas, harían de este lugar un paraje idílico.
Pero la visita a este yacimiento ha tenido más sorpresas, porque durante el recorrido se les ha mostrado a los visitantes la zona posterior de la bodega, en donde se situaba el contrapeso de la prensa, y ha sido aquí donde han podido ver un sillar con una inscripción latina y varios símbolos, algo que está permitiendo a los investigadores trabajar con diversas hipótesis, dado que aporta un nombre propio romano, así como un símbolo de una cruz griega.
Ha sido una oportunidad única, debido a que tras la campaña de excavación que ahora acaba, las estructuras van a ser cubiertas para su mejor conservación, en espera de que se siga investigando este lugar.
La excelente acogida que ha tenido esta iniciativa da idea del interés que despiertan en los ciudadanos estos lugares con tanta historia. La villa romana de El Peral aún tiene que ofrecer muchas más sorpresas y mucha más información que, poco a poco, las piquetas de los arqueólogos irán desgranando, para poner en valor y devolverlo a la sociedad para su disfrute y mantenimiento para futuras generaciones. Al fin y al cabo, es patrimonio de todos.