El abandono de la estación de Valdepeñas
El sábado fui a la estación de ferrocarril de Valdepeñas, la "Ciudad del Vino" -junto a mis paisanos y colegas Julián Gómez y Julia Cejudo- a recoger a mi viejo amigo el gran poeta y crítico literario Luis Antonio de Villena (Premio de la Crítica), que hizo por la tarde la "Exaltación del Vino", en la "52 Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético", que organiza el activo grupo artístico-literario "El Trascacho", que fundara el inolvidable Andrés Cejudo.
El lamentable estado de abandono y desidia de la citada estación clama a cielo, dado que sus dependencias están cerradas a cal y canto. La sala de espera esta cerrada, igualmente que el despacho de billetes, los servicios de caballeros y señoras, el gabinete de circulación, la cantina... todo muerto, como si fuera una estación fantasma, cuando fue de las más importantes de la provincia de Ciudad Real, junto con la de Alcázar de San Juan y Santa Cruz de Múdela.
Sólo es necesario ver la foto que ilustra este breve texto, en el que se aprecia con facilidad, que el precioso reloj centenario tiene tapada una de sus caras rotas con una bolsa de plástico negro.
Como he redactado anteriormente, es penoso ver que una estación de estilo modernista tan bonita como es la de Valdepeñas, se encuentre en tan dramático abandono.
Por favor, los señores y señoras que parten el bacalao, que hagan algo para que se vuelva a abrir por lo menos la sala de espera -ahora que viene ya el frío invierno- y una de las ventanillas del despacho de billetes -no hace falta abrir todas-, cuyo trabajador/a podría tener la llave de los baños -por su alguien los necesita-.
El "Ave" y otros trenes nuevos de "Alta Velocidad" se cuidan mucho, pero las cercanías están abandonadas a su suerte, no se preocupan en absoluto de su mínimo mantenimiento. Además, la estación de Valdepeñas, en la que tenían un montón de trenes parada, ya apenas se detienen los de Jaén y algunos pocos más.
En fin, que los dioses benignos se apiaden de los que no tenemos coche para viajar, y que los mandamases se quieran enterar que el ferrocarril debe ser un servicio público, aunque no sea rentable..., y que no hagan suyo el famoso dicho: "Que ha dicho padre, que almorcemos y metáis vosotros la paja".