La historia de cómo el casco le salvó la vida al ciclista valdepeñero de 18 años Alejandro Artesero
El pasado viernes arrancaba la Vuelta Ciclista Junior a Valladolid. En ella participaba el Equipo Ciclista Fenavin, donde milita el valdepeñero Alejandro Artesero Sánchez-Molero. Con todas las ganas puestas en lo deportivo, Alejandro lo único que quería era ayudar a su equipo y cosechar el mejor resultado posible, pero su final en la Vuelta fue muy distinto. Una caída a falta de alrededor de 20 kilómetros para entrar en línea de meta lo mandaba al Hospital Clínico Universitario de la localidad con un traumatismo craneoencefálico por el que tuvo que estar sedado hasta el sábado por la mañana.
Todo ocurrió en una bajada, cuando al girar una curva, se cayó y se golpeó con el lateral de la cara en el suelo. Suerte que en el ciclismo el casco salva vidas, y este es un caso que lo corrobora. Fuentes familiares han informado a Valdepeñas Digital que Alejandro fue recogido seminconsciente por la ambulancia y que fue ahí cuando lo intubaron. En la llegada al hospital lo sedaron y así estuvo hasta la mañana siguiente. El joven de 18 años tenía una pequeña hemorragia interna, pero después de unas horas de angustia, los médicos decidieron quitarle la sedación y fue despertando poco a poco.
Ya ha salido de la UCI y los familiares pudieron verle el mismo sábado por la tarde. "Se encontraba nervioso y decía que no se acordaba de nada. Él creía que lo que le había pasado era un golpe de calor, aunque conforme fue pasando el tiempo sí que decía algo de una curva. Poco a poco y con el paso de las horas se iba relajando porque la sedación es lo que tiene. En estos momentos se encuentra mucho mejor y ya está en planta", afirman las fuentes, que además auguran que le darán el alta entre mañana o pasado porque "está evolucionando bien y ya está comiendo por boca".
Alejandro Artesero acabó antes de lo que esperaba la Vuelta a Valladolid, pero recordará siempre el día que haciendo lo que más le gusta, el casco le salvó la vida. La importancia del deporte física y psicológicamente es indudable, pero la protección cuando existen riesgos es más importante aún. Los ciclistas profesionales siempre llevan casco (al menos en competición) y situaciones como esta hacen que nos demos cuenta de la importancia real que tiene. Salva vidas.