Esta es la carta con la que Joan Linares se despide del Viña Albali Valdepeñas y de su afición
Hoy, después de nueve maravillosos años en la que considero y me siento como en casa, he decidido poner fin a esta etapa que ha sido Valdepeñas. Si en abril de 2017 este club y esta ciudad fueron testigos de mi retirada como jugador de fútbol sala profesional después de 25 años de éxitos, hoy lo son también de mi despedida como director deportivo de una entidad a la que miro orgulloso por cómo ha cambiado y todo lo que entre todos hemos conseguido en estos nueve años.
Quien me conoce sabe que soy hombre de retos y de proyectos; y nunca antes había estado en un club tantos años de manera consecutiva, en este caso además aunando mi final de carrera como jugador y dándome luego la oportunidad de seguir disfrutando de el desde los despachos. Tengo la firme convicción de haber contribuido a elevarlo al máximo nivel, de haber alcanzado las más altas metas, algunas impensables en los comienzos.
Mi agradecimiento hacia las personas que han trabajado y que trabajan para el club con las que he coincidido. Unas, con funciones más visibles y notorias. Otras, de forma más callada y anónima, pero imprescindibles para que este club sea la gran familia que a día de hoy es. Sin su trabajo, nada de lo logrado hubiera sido posible. Con alguna de ellas he fraguado una verdadera amistad y sé que me van a acompañar siempre.
Gracias también a todos los entrenadores y jugadores con los que he compartido pista en mi época de jugador valdepeñero; pero sobre todo, en esta última etapa en los despachos, gracias a todos los jugadores y entrenadores con los que he tenido oportunidad de trabajar, de contar con sus servicios, de charlar, de compartir tantos momentos… De todos me llevo algo, porque de todos he aprendido mucho.
Qué decir de nuestros aficionados. De esa imparable marea que tiñe de azul nuestro Virgen de la Cabeza, ese pabellón que habéis hecho crecer en estos años y que habéis convertido en santuario de este deporte. Pero, si vuestro apoyo en casa me admiraba, vuestra fidelidad y compañía en los desplazamientos, en las grandes citas, me conmovía. Quiero agradecer el gran respeto que durante estos años he podido percibir de vuestra parte hacia mí.
Mi agradecimiento también al Ayuntamiento de Valdepeñas, a su alcalde, a la Concejalía de Deportes y trabajadores, a las empresas y firmas comerciales que durante este tiempo han creído y apostado por este proyecto deportivo y este club.
Nueve años dan también para que me marche sintiéndome un valdepeñero más, prácticamente de adopción. Os aseguro que con honor llevo en mi pecho la Medalla del Deporte “Caridad Ortega”, la máxima distinción al deporte que realiza esta ciudad. Tengo la sensación de que Joan Linares ha crecido en todo este tiempo como persona y como profesional de la misma manera que Valdepeñas ha crecido alrededor de un deporte como el fútbol sala.
Aprovecho también para agradecer todas las muestras de respeto, reconocimiento y cariño que estoy recibiendo tras anunciar mi despedida.
Eternamente, gracias.
Joan Linares