Lúgubre "Noche de finaos" en el Auditorio de la Veracruz
La festividad de Todos los Santos, ayer, y de los Fieles Difuntos, hoy, deja paso a numerosas tradiciones, leyendas y mitos. El grupo de folklore Raigambre transformó ayer el auditorio Inés Ibáñez de la plaza Veracruz de Valdepeñas, en escenario de distintas historias, creencias y personajes, vinculados en la memoria local, a la fecha del 1 de noviembre.
La noche de los finaos, cuando los muertos caminan por los tejaos; aquel dicho que amedrentaba niños hace medio siglo, evocaba además un sinfín de leyendas inspiradas en las costumbres y ritos alrededor de la muerte. Raigambre es mucho más que un grupo de coros y danzas manchegas, y se interesa por todo cuanto abarcan la tradición y la etnografía local.
Relatos bastante lúgubres a partir de sucesos reales (la anciana que creían fallecida y se levanta maldiciendo de su lecho mortuorio), el personaje de la monja Madre Cándida de San Agustín, de cuyo entierro fue testigo Valdepeñas en 1876, la figura del catafalco con el difunto dentro y el culto a las Ánimas fueron también elementos de una escenografía perfumada a la luz de las velas, en la noche de Difuntos.
La noche de los finaos se prolongó durante dos horas, en las que se sucedieron cinco pases con hasta 30 personas por sesión. Una propuesta de Raigambre, con bastantes años ya de andadura en Valdepeñas, la noche de cada 1 de noviembre.