El sector vitícola requiere un plan urgente en el medio plazo
En fechas recientes, los representantes del sector viticultor asistieron a la presentación en Tomelloso de un estudio marco donde destacaban la importancia y potencial económico y social del sector a nivel regional. Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha, conscientes de esta evolución económica, así como de su marcado carácter social y cultural, solicitan un esfuerzo extra por parte de las administraciones europea, estatal y regional de cara a defender que el sector vitivinícola no vaya desapareciendo poco a poco por la falta de rendimiento económico, o aliciente a continuar con este cultivo referente en Castilla-La Mancha.
El responsable de Vino de UPA, Alejandro García-Gasco Alcalde, elevará este y otros temas a la Interprofesional de Vino que se celebrará el viernes. Allí UPA solicitará que, dentro del futuro PASVE, que pasará a llamarse Intervención sectorial del Vino, se permita la posibilidad que deja el reglamento de la UE de la nueva PAC 2023, se incluya un porcentaje del presupuesto a inversiones en explotaciones vitícolas de cara a la lucha contra el cambio climático. “Es el momento de ponerlo en marcha”, han dicho desde UPA. “Nosotros opinamos que, igual que existen inversiones dentro del programa de apoyo actual; en el futuro programa no habría ningún problema para que existan mejora en las explotaciones. Algo que ya sucede en bodegas y cooperativas con otra línea en desarrollo rural como es FOCAL”.
En la organización agraria quieren dar un salto de calidad y la defensa de los viticultores una vez conocidos los datos presentados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, donde indican que ha bajado el precio de hectárea de viñedo a 16.000 euros, un primer indicativo de que el sector “pierde atractivo económico, no es rentable”, según han indicado desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha.
A juzgar por el mencionado informe, hay 451.374 hectáreas de viñedo en la región, lo que supone más de la mitad del territorio dedicado a este cultivo a nivel estatal; en concreto 981.313 hectáreas. Según la subdirección general de frutas, hortalizas y viticultura, Castilla-La Mancha encabeza la reducción de potencial: 99.680 hectáreas, el 42,47% del total de potencial reducido en España, seguida por Valencia con un 10%, Murcia con un 9,8% y Extremadura 9,2%. (Entre los años 2000 y 2021).
Pero lo que a la UPA más inquieta es que la superficie plantada de uva de vinificación se ha reducido 178.663 hectáreas desde la campaña 2000/2001, un 43 % en el caso castellano-manchego, dato más que alarmante a juzgar por el potencial social, económico y de comercialización que tiene. En la organización agraria se preguntan si desaparecen las explotaciones, empresas, a fin de cuentas, cuántas industrias han desaparecido. “Siempre es el eslabón final el perjudicado, el que tiene que buscar alternativas a la falta de rendimiento económico”, indican desde UPA, “pues al agricultor siguen sin salirle los números por explotación”. Asimismo, el potencial vinícola de Castilla-La Mancha es de 469.900, cuando hace diez años era 569.580, una bajada también significativa; a pesar de que los rendimientos del sector siguen creciendo.
La administración tiene claro que algo está sucediendo, “los números son suyos. Deberíamos tomar medidas de manera urgente y organizar el sector, a nivel estructural y con ambición de futuro”. Por otra parte, de cara a la nueva campaña de autorizaciones de plantación de viñedo, “desde UPA apostamos que se mantenga el mismo porcentaje que el año pasado, el mínimo de 0,01 %; porque lo que necesitamos es mejorar la rentabilidad del viticultor”, pues desde UPA entienden que el sector no tiene hoy en día medidas de gestión claras para evitar problemas que estamos sufriendo como las campañas grandes, el Brexit, la situación con Rusia, la pandemia, o el consumo interior que no termina de repuntar. “Muchos elementos que complican el panorama de los viticultores; lo cual nos lleva a pensar que no tiene sentido autorizar más plantaciones cuando están desapareciendo y bajando las hectáreas. De lo que se trata es de hacer el sector rentable para los viticultores”.