Según denuncia la organización agraria Unión de Uniones de Castilla La Mancha

No contar con servicios para orinar o defecar en las explotaciones agrícolas, motivo de sanción para la Inspección de Trabajo

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Las sorprendentes sanciones en la nueva campaña de aceituna, "la gota que colma el vaso"

En estos días están teniendo lugar inspecciones durante la campaña de aceituna en la provincia de Toledo. Aunque pueda parecer increíble, alguno de los motivos de sanción son la inexistencia de servicios para cagar y mear en el campo.
Las protagonistas de esta hazaña son dos inspectoras de trabajo que deben tener la perturbadora idea, de que el campesino es incapaz de ir tras una oliva o un matorral cualquiera a cumplir con la llamada de la naturaleza.
A las mismas inspectoras que realizan estas visitas a las explotaciones agrarias, aún no se las ha visto portando una taza de váter, como tampoco se ha visto la que reglamentariamente debe acompañar a la pareja de la Guardia civil que las escolta.
Debido a esto, los agricultores hemos llegado a la conclusión de que tanto los inspectores de trabajo como la Guardia civil llevan pañales, para en el caso de sentir una necesidad, suplir la falta de esos servicios que no los acompañan.
La situación supera el absurdo, se convierte en un esperpento, en una astracanada. Lo que pide la inspección de trabajo viene a ser algo así como exigirle a la brigada que arregla la línea de alta tensión que porten un servicio o al grupo de alta montaña de la Guardia Civil o al SEPRONA que en todas y cada una de sus salidas transporten un baño móvil ¿A que parece una tontería? Pues esta tontería es motivo de sanción desde la perspectiva de cierta inspección de trabajo.
La ya conocida como "brigada dodotis" está provocando el efecto contrario al deseado, diarreas, bien por miedo a que por muy legal que sea tu situación y aunque sigas un escrupuloso cumplimiento de la legislación, seas sancionado, o incontinencia urinaria ante lo ridículo del caso.
Si unimos este nuevo desaguisado a la bajada injustificada del precio del aceite, la especulación del mercado, el aumento de costes de producción, la mala climatología y los juegos de malabares que se deben hacer para cumplir normativas ambientales y burocráticas de la nueva PAC, se comprende la desesperada situación del sector olivarero y del agropecuario en general.

Es por esto que unión de Castilla La Mancha pide a la inspección de trabajo que recapacite y suspenda estas conductas inspectoras, que además de ridículas están generando intranquilidad y animadversión entre la gente del campo.
Como muestra patente de nuestra buena disposición hacia la inspección de trabajo les ofrecemos desde esta organización cuatrocientos rollos de papel higiénico y tres paquetes de salvacolina.